Dientes blancos, sonrisa bonita

Los nuevos tratamientos blanqueadores suelen dar excelentes resultados. Eso sí, tienes que elegir el más adecuado para ti

4 de febrero de 2016, 09:14

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Fumar en exceso, consumir a menudo café, té, bebidas isotónicas y refrescos o haber tomado tetraciclina –un antibiótico– durante el crecimiento, así como la acumulación de sarro y el envejecimiento, son las principales causas de que los dientes adquieran una tonalidad amarillenta o incluso marrón, grisácea o negra. En el mercado existen productos para recuperar en parte la blancura, aunque en la mayoría de los casos lo más efectivo es acudir a un odontólogo que evalúe el estado y la tonalidad de los dientes y aconseje a cada persona el mejor tratamiento.

Soluciones variadas

Si solo queremos aclarar ligeramente el tono de la dentadura, podemos probar con dentífricos, colutorios, chicles, barnices y tiras, de venta en supersmercados y farmacias. Para garantizar un efecto blanqueador, estos artículos deben contenter peróxido de carbamida o de hidrógeno. Sin embargo, al ser la concentración de estos ingredientes muy baja, el cambio de tono es leve y hay que ser constante en su aplicación. En caso de requerir una solución más visible y duradera, es imprescindible visitar a un dentista. A veces, una simple sesión de higiene bucal puede mejorar el aspecto de nuestra sonrisa. Antes de someternos a un blanqueamiento –de toda la dentadura o de una pieza concreta–, el odontólogo comprobará la salud de nuestra boca, puesto que está contraindicado para determinadas patologías. Tampoco se aconseja en embarazadas y menores de edad.

Tradicional o láser

Los tratamientos blanqueadores más comunes son puramente estéticos y se aplican en la parte externa de los dientes. El tradicional se basa en aplicar un gel transparente de uso exclusivamente profesional en la superficie con la ayuda de calor. Además de ser muy efectivo, puede realizarse enteramente en la consulta o bien combinando esas sesiones con un tratamiento de refuerzo en casa, siempre con la supervisión del dentista. El láser es una técnica más moderna, rápida y cara. Obtiene óptimos resultados, aunque no está demostrado que sean superiores a los del método previo. En ambos casos, se logrará un blanqueamiento como mínimo de dos tonos y la única molestia que puede ocasionar es una mayor sensibilidad dental durante algunos días.

Lo más natural

Un tono marfil es el color natural de los dientes. Por eso, en muchos casos no es preciso blanquearlos. El blanco nuclear a veces no es posible. Muchos famosos que lo lucen en realidad llevan las llamadas carillas de porcelana.

Los alimentos ricos en calcio protegen el esmalte dental

Los ácidos del vino blanco erosionan los dientes más que los del vino tinto, según un estudio de la universidad alemana Johannes Gutenberg. Sin embargo, acompañar la copa con queso ayuda a contrarrestar sus efectos negativos por sus elevadas dosis de calcio.

 

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