Eva García Ruiz, experta en comunicación no verbal: “Las fuerzas de seguridad detectan un 55% de las mentiras, mientras que un sinergólogo logra llegar al 85%”

¿Crees que se te da bien detectar mentiras? La sinergóloga Eva García Ruiz podría tirar por tierra todas tus teorías. Toma nota, porque estos son los mitos y los verdaderos misterios de la comunicación no verbal.

Celia Pérez
Celia Pérez León

Periodista especializada en lifestyle y cultura

sinergologia
Eva García Ruiz

¿Si alguien se rasca la nariz cuando nos habla es por que está mintiendo? ¿Es verdad que nuestros gestos nos delatan cuando sentimos atracción? ¿Podemos controlar nuestras expresiones faciales para evitar que detecten nuestras mentiras? El mundo del lenguaje no verbal es todo un misterio para la gran mayoría de nosotros, aunque nuestro cerebro parece saber mucho más a nivel intuitivo.

Así lo explica Eva García Ruiz, experta en sinergología, que revela para Lecturas los secretos de la comunicación no verbal. Te adelanto que nada es como creías que eras, y detectar lo que de verdad nos dicen los demás es una tarea intensa. Pero merece la pena, porque cuando sabemos que intentan decirnos los demás con sus gestos, es mucho más sencillo comunicarnos correctamente. ¿Te animas a descubrir lo que te están diciendo sin hablar?

Sinergología vs Comunicación no verbal

¿Qué es exactamente la Sinergología y en qué se diferencia de otras disciplinas como la psicología o la comunicación no verbal?

La Psicología estudia la conducta y los procesos mentales de los individuos, mientras que la Sinergología es una marca y una disciplina que se enmarca en concreto dentro de la comunicación no verbal y aquí es donde tenemos que diferenciarlas bien.  Sinergología es comunicación no verbal pero no toda la comunicación no verbal es Sinergología.

La comunicación no verbal engloba tanto los aspectos conscientes como los no conscientes de un proceso de comunicación, e incluso otros temas como pueden ser los aromas, la vestimenta o los objetos de los que una persona se rodea y que transmiten un mensaje. Sin embargo, el ámbito de la Sinergología es mucho más concreto, es el del lenguaje corporal no consciente y semiconsciente, es decir, todos los movimientos corporales que realizamos sin que nos demos cuenta.

El color del traje que elige la reina para una visita oficial es comunicación no verbal y que se le acelere el parpadeo porque esté viendo algo que le gusta sería la parte que trata la Sinergología.

Gestos que ya conoces, ¿o no?

¿Es cierto que si alguien cruza los brazos está a la defensiva o cerrado a la conversación?

Este es uno de los tópicos más arraigados. Yo misma en mi etapa como directora comercial insistía a los equipos en evitar el cruce de brazos delante de los clientes, porque sí es cierto que quien lo observa lo interpreta como un cierre o una reserva.

La realidad es que la mayor parte de las veces que nos cruzamos de brazos lo hacemos por comodidad. Cuando estamos sentados y la silla no tiene brazos o estos están demasiado bajos o alejados, nos sentimos más confortables cruzando los brazos. Lo mismo sucede cuando hablamos de pie en grupo y no tenemos nada en las manos, normalmente acabamos cruzando los brazos porque estamos más cómodos así.

No obstante, hay ocasiones en las que este movimiento sí indica cierre o defensa y es cuando aparece combinado con tensión en las articulaciones involucradas en el movimiento. Es decir, si los hombros se elevan o los puños se cierran con tensión, o si el cruce está más alto de lo normal o las manos empujan los bíceps en lugar de apoyarse tranquilamente en el brazo contrario, ahí sí estaremos ante un cruce de brazos con connotaciones negativas.

¿Qué señales no verbales deberíamos observar en una conversación para saber si alguien está interesado o aburrido?

La primera cosa en la que nos tenemos que fijar es en sus ojos y, más concretamente, en su parpadeo. Cuando una persona deja de parpadear nos indica que está pensando en otra cosa, que ya no nos está escuchando, mientras que cuando parpadea regularmente está registrando la información, está aquí y no se ha ido su cabeza a otro sitio.

El desinterés se muestra también en las retiradas de la mirada para irse a quitar una pelusilla de la ropa, ajustarse el reloj o mirarse las uñas. Con esto nos dice algo así como: “¡me interesa más mi manicura que lo que me cuentas!”

Sin embargo, acercarse en lugar de recostarse en el asiento o acariciar el puente de la nariz son señales de interés.

Mentirosos y sus mentiras

¿Podemos detectar si una persona nos está mintiendo por su expresión no verbal? ¿Qué señales indican que alguien nos miente?

Sí, con matices. Para poder detectar verdad y mentira necesitamos poder preguntar, interrogar y, sobre todo, centrarnos en los hechos concretos. Las emociones nos distraen y nuestros sesgos también. Si pienso por adelantado que alguien me miente no voy a poder analizarlo con objetividad, mi cerebro se va a confabular conmigo y solo me va a permitir ver aquellas señales que sean coherentes con mi pensamiento de partida. Es decir, si pienso que es un mentiroso, solo voy a ver a un mentiroso.

Por muy rocambolesca que nos parezca la historia, el cuerpo es el que nos va a dar las señales que me pueden inclinar más hacia la veracidad o, todo lo contrario. Por tanto, tenemos que tratar de ser lo más objetivos posible y tenemos que saber que no hay gestos que por sí solos indiquen mentira, necesito analizarlos siempre dentro de un contexto.

Que alguien me sostenga la mirada de manera muy intensa, en ocasiones sí que puede tener que ver con que tenga interés en convencerme de algo que no tiene por qué ser cierto. En general la mentira implica que la persona esté más concentrada tanto en lo que dice como en ser creído y eso se va a reflejar en su forma de mirar, en la tensión de su cuerpo, en movimientos para canalizar la tensión y en una cadencia corporal ligada al control para tratar de no delatarse.

No obstante, la dificultad en la detección de la mentira la encontramos en que hay personas que pueden mentir sin ningún esfuerzo y, lo más importante, la mayor parte de las mentiras tienen componentes que son verdad, lo que dificulta incluso a los expertos la evaluación. No es blanco o negro y eso es lo que lo hace más complejo.

Las fuerzas de seguridad según un estudio internacional consiguen alcanzar índices de detección de alrededor de un 55%, mientras que un sinergólogo logra llegar al 80-85%.

Aún no se ha conseguido llegar al 100% ni siquiera con el polígrafo, hay mentiras que todavía resultan indetectables, aunque cada vez se avanza más en este campo.

¿Le gustas?

Pasemos al tema de la atracción. ¿Hay gestos que delaten que alguien siente atracción por nosotros?

Sí, existen reacciones corporales que nos permiten comprobar si le resultamos atractivos a la persona que tenemos delante. Es muy importante tener en cuenta que un movimiento por sí solo no va a tener un significado definitivo, en lenguaje corporal tenemos que conseguir detectar cadenas de movimientos, que es lo que va a dar fiabilidad al análisis o al diagnóstico que estemos realizando.

Cuando alguien se siente bien con nosotros, habitualmente se sitúa más cerca, aproxima su cuerpo al nuestro y tiende a mostrarnos más el lado izquierdo de su rostro. Sus párpados inferiores se dilatan y ascienden, como sucede cuando nos sentimos felices o la situación es agradable. Cuando el interés es de tipo sensual, puede aparecer picor en el arco de cupido, que es la curva que tenemos en el labio superior, y el rascado en esa zona va a ser definitivamente delator.

Todo el cuerpo se va a mostrar en apertura hacia el nuestro y si se produce un rascado en la parte interna del tobillo, nos va a mostrar una apertura de naturaleza física y, en concreto si se da en el izquierdo, de naturaleza sexual.

En el plano personal, ¿qué gestos deberíamos evitar o favorecer para mejorar nuestras relaciones?

En el plano personal, lo mejor es saber que el cuerpo nos acompaña siempre, nunca va a dar un mensaje contradictorio. Por ello, puedo estar relajado en ambientes en los que me siento bien o estoy con personas de confianza, ya que todo en mí va a ser coherente.

Si tengo reservas con alguien en concreto, cuanto menos interactúe con esa persona mucho mejor, porque tarde o temprano, por mucho que intente contener mis movimientos, todo lo que pienso va a aflorar en forma de movimientos no conscientes. Aunque mi interlocutor no sea capaz de interpretar mis gestos de manera técnica, su cerebro le puede mandar señales de alerta si detecta incoherencias entre mi verbal y no verbal y le puede hacer sospechar de mi comportamiento.

En el trabajo

En el plano laboral, ¿cómo podemos usar la sinergología para mejorar nuestras relaciones profesionales?

La Sinergología me va a permitir mejorar mi comunicación al poder leer y entender mejor a los que me rodean. En el ámbito profesional, especialmente en situaciones de negociación con clientes externos o con compañeros o jefes, me va a proporcionar una información extra sobre lo que me estén diciendo verbalmente. Con la Sinergología es como si pudiese observar las situaciones con subtítulos que me ayudan a “leer” mejor cual es el parecer real del otro. Todo esto me permite manejar objeciones, posponer la presentación de temas que no están siendo bien acogidos, extenderme en explicaciones cuando suscitan interés o saber qué aspecto es el realmente relevante para una persona cuando se está debatiendo un tema.

Dependiendo de cuál sea nuestra área de actividad nos podrá ser útil también para poder ayudar en el aprendizaje, profundizar en nuestras terapias a pacientes, ser mejores investigadores, descubrir los intereses del cliente antes de que los verbalice, o, por ejemplo, en el caso del periodismo, detectar los puntos de una entrevista en los que la persona dispone de más información y no la está compartiendo del todo.

¿Hay gestos o posturas que deberíamos evitar en entrevistas de trabajo o reuniones importantes?

En realidad, no hay gestos que por sí solos podamos tildar de “malos”, pero sí que es cierto que es mejor evitar las posiciones que popularmente se interpretan como de desgana, apatía o desinterés, ya que nuestro interlocutor las va a decodificar así.

La sobreactuación tampoco es buena porque indica artificialidad y falta de autenticidad, con lo que genera desconfianza en quien nos escucha. Lo mejor es ser lo más naturales posibles en cuanto a movimientos, tratando de olvidarnos del cuerpo en la medida de lo posible para centrarnos en el tema que estemos tratando.

No obstante, si tenemos alguna muletilla o alguna “manía” que realicemos con frecuencia (enredar con el bolígrafo, tocarnos el cabello, o cualquier otra) y nos la queremos quitar, nunca debemos de intentarlo cuando ya estamos metidos en la reunión, ya que vamos a transmitir rigidez, nerviosismo y malestar. Podemos practicar antes y habituarnos a no hacer esos movimientos hasta que lo tengamos integrado en nuestra manera de comunicar, de manera que, una vez metidos en faena, no tengamos que pensar en el cuerpo y nos salga solo.

Aplicaciones prácticas

¿Podemos entrenarnos para ser más conscientes de nuestro propio lenguaje corporal?

Es posible tomar más consciencia, de hecho, a los estudiantes de Sinergología les suele suceder. Del mismo modo que comienzan a observar movimientos que hasta ahora les pasaban desapercibidos en los demás, también toman consciencia de los que realizan ellos mismos.

Lo que ocurre es que hay una serie de movimientos, los no conscientes, que se van a producir sin que nos demos cuenta. No son evitables y no son imitables, ya que la persona no los puede frenar o tratar de provocar. Es el equivalente a cuando se nos dilatan o contraen las pupilas, simplemente no nos damos cuenta.  Pues bien, esto ocurre con toda la musculatura del rostro, los cambios en el parpadeo, las reacciones en los labios u ojos y hasta con los movimientos con la lengua, entre otros. Son movimientos muy interesantes precisamente por su inevitabilidad.

¿Qué pequeños cambios podemos hacer en nuestra postura o gestos para comunicar mejor?

En general resultan positivos todos los movimientos en los que el cuerpo se muestra abierto al interlocutor o muestra interés. Pensemos por un momento en cómo nos gusta sentirnos cuando hablamos y nos daremos cuenta de que nos gusta que nos presten atención y nos escuchen.

No obstante, no recomiendo forzar movimientos corporales ya que siempre se van a ver artificiales. Es mucho mejor tratar de centrarse en los aspectos positivos de lo que quiero comunicar para que el cuerpo me acompañe por sí solo. Cada pensamiento que tengo va a hacer que mi cuerpo reaccione, si “finjo” que algo me gusta mucho y mi cuerpo dice lo contrario, mi interlocutor lo va a detectar intuitivamente, sin necesidad de que sea ningún experto.

¿Cuál es el mayor beneficio que has visto en alguien que ha aprendido a leer e interpretar mejor el lenguaje no verbal?

No vuelves a mirar a nadie igual, en todos los sentidos. He visto casos de aplicación a la relación con los hijos adolescentes, ayudándoles a entenderse mejor; otros en los que a nivel profesional les ha proporcionado mayor seguridad para hablar en público al quitarse la idea de que no eran bien percibidos; médicos que lo han aplicado para detectar el dolor real en sus pacientes o coachs que interpretan mejor a sus clientes cuando estos no encuentran las palabras para expresarse, pero su cuerpo ya lo está diciendo todo.

¿Algún consejo para quienes quieran iniciarse en la observación no verbal sin caer en interpretaciones erróneas?

Olvidar lo que cree que sabe, ya que vamos aprendiendo tips a medida que crecemos y los tomamos como ciertos, aunque no lo son. Esto nos permitirá mantener nuestra mirada lo más limpia posible.  Y a continuación comenzar aprendiendo los primeros pasos con una disciplina que tenga metodología y nos permita ir avanzando con ella, como es el caso de la Sinergología. Aprender a leer el no verbal es como zambullirse en un nuevo idioma, tenemos que ir avanzando progresivamente e ir aprendiendo cada vez más palabras, verbos, expresiones y ¡lanzarnos a practicar! Cuanto más observemos y practiquemos más veremos y profundizaremos.

Nuestro cerebro va automatizando la práctica, como cuando aprendemos a conducir. Al principio tenemos que estar muy concentrados en cada movimiento hasta que, al interiorizarlo, podemos conducir disfrutando.