El sábado vienen a buscarme  a las 9.15 de la noche para llevarme a Telecinco a ensayar la primera gala de ‘Supervivientes’. Comenzamos el ensayo a las 10, a la misma hora a la que se va a emitir el programa: tenemos que probar conexiones, que los juegos para los concursantes funcionen, los saltos desde el helicóptero…

Para ello contamos con la inestimable ayuda de unos figurantes hondureños que hacen de todos y cada uno de los concursantes, de ahí que les coloquemos unas camisetas con los nombres de los participantes. Me hace gracia ver la cara de póquer que se le queda a la que hace de Bibiana cuando le preguntas qué es más difícil: tirarse desde un helicóptero o luchar contra el franquismo o comprobar cómo le traicionan los nervios a la ficticia Anabel cuando le pides que le envíe un mensaje a su tía Isabel Pantoja. Creo que el ensayo sale más o menos bien. Me produce mucha emoción conectar con Honduras y saludar a Raquel Sánchez Silva. Y qué tranquilidad me da contar con su profesionalidad al otro lado del charco. Vuelvo a casa a la 1.15. Encuentro a P. un poco triste porque Romeo está dando vueltas por el jardín y no quiere entrar a casa a dormir. El pobre está muerto de miedo. Al llegar la noche, repite esquemas de su vida pasada: huir.