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Mientras me peino para un ‘Sálvame Diario’ diviso a lo lejos una figura que me resulta muy familiar. Fijo más la mirada y caigo: es la Obregón. Me siento a su lado para maquillarme y es entonces cuando se inicia el Festival Antoñita la Fantástica.
Ante la atónita mirada de Raúl, uno de los directores del ‘Sálvame Diario’, Ana comienza a explicarme que está feliz en Miami porque una importante cadena de televisión la ha contratado para presentar un programa dirigido a quinientos millones de personas. Además está, según ella, rodando una película en la que da vida a una cantante lesbiana. Y por si eso fuera poco, me aconseja que me pase por Miami porque hay unos chulazos de escándalo. Lo cuenta todo con tal pasión que acabas creyéndotela. ¿Qué más da que todo sea mentira? Ana sigue igual que siempre: fantaseando sobre su existencia. Ella no crece y los demás nos hacemos viejos escuchando sus historias.