Ylenia Padilla: "He pasado por una depresión. No veía salida"

La rubia máxima ha cambiado de vida pero reconoce haber atravesado un periodo muy oscuro

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Afortunadamente ya ha salido de la que, considera, ha sido su peor racha. Ylenia Padilla se había introducido en una espiral de miedos que minaron profundamente su autoestima. Tras haber regresado a casa, en Bendidorm con sus padres, la joven de 29 años está preparada para volver a subirse a la vida y comerse el mundo.

“¿Fue tan duro?”, preguntaba Jorge Javier a su invitada en ‘Sálvame Deluxe”. “Sí... Ahora ya no …pero en esa época me vino todo de golpe. Yo era inexperta y este mundillo era nuevo para mí. Fueron muchas cosas, traiciones, la gente es muy ‘chupasangre’…”, así arrancaba Padilla el relato de su lucha en la que ha aprendido a valorarse y a quererse más a ella misma. También ha aprendido otra cosa: a decir que no. “No ponía los puntos sobre las íes. Porque la gente crea que soy tonta porque he salido en un tipo de realities no me tengo que creer yo misma que lo soy. Entraba en un bucle en el que me creía que era tonta por haber hecho lo que hice en la tele, pensando que eso me iba a encasillar para siempre…”, cree que no estar rodeada a de buena gente hizo que su descenso a los infiernos fuera aún más duro. Ahora está arropada por los de siempre: sus amigas de Benidorm, sus padres, que asegura que la sobreprotegen, y su hermana.

Ylenia estaba agotada. Su exmánager, Toño Sanchís, tenía contratados para ella 80 bolos nada más salir de GH VIP. Ahora no quiere oír hablar de ellos. “No me gusta nada el mundo bolo, el mundo noche. Se piensan que te van a vacilar. No creo que haga ninguno más. Te quieren emborrachar para luego pagarte menos, para vacilarte… ¿por qué tengo que vivir esas situaciones? Paso de ellas. Tampoco me viene bien el mundo de la noche, el mundo de la noche no trae cosas buenas”, contaba en su regreso a los platós.

“He pasado por una depresión. No veía salida. Tenia muchos miedos. Pensaba que esto no me saldría bien, que no era mi mundillo, que no valía. Me daba miedo retomar las cosas”, contaba. Por ello, quiso tomar distancia y marcharse a Benidorm, “ellos están ahí para apoyarme. Tampoco me van a machacar si ven que lo estoy pasando mal”, aunque con ellos no ha llorado, “soy más de llorar sola”.

Cuenta que tras dar una entrevista, era incapaz de verla. “No podía verme en televisión, lo pasaba muy mal”. Ahora lo mira con distancia y ha aprendido que todo lo que lleva luchado ha sido un curso intensivo que le ha dado la vida para que se ponga a ella primero por delante al resto.

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