Pensar en el hogar que Isabel Preysler inauguró en los años ochenta junto a Miguel Boyer en una de las urbanizaciones más exclusivas de todo Madrid, Puerta de Hierro, es imaginarse un mundo de lujo y elegancia. Lo cierto es que uno no tiene que imaginar demasiado. La vivienda ha sido mostrada de todas las maneras posibles, ya sea en revistas, realities o en redes sociales; aunque todavía quedan secretos por demostrar.
De la mano de Tamara Falcó, la que durante tantos años ha sido habitante de esta exquisita morada, hemos descubierto un rincón que muchos no sabían de su existencia. Concretamente, se localiza en la biblioteca, uno de los espacios preferidos de la filipina donde, hace años, el que fue ministro socialista tuvo su despacho y ahora es ella quien repasa contratos y correspondencia sentada en el noble mobiliario.
Uno de los espacios más especiales de toda la mansión
La biblioteca y despacho del hogar de Preysler es un lugar repleto de historia y de cultura. Agrupados por volúmenes y por ediciones especiales, se agolpan los cientos de libros de que Isabel y Miguel fueron adquiriendo a lo largo de su matrimonio; y que ella, tras su muerte, ha seguido haciendo más y más grande.
Además de estanterías repletas de libros y de cómodos butacones, en la estancia se halla una chimenea, que le otorga, aún más, calidez a la habitación. Y, sobre esa chimenea, uno de los retratos más personales de la propietaria del domicilio.
“Estanterías llenas de historias y el cuadro más especial de mami”, dice Tamara en Instagram, donde muestra la pintura que refleja un retrato híper realista de Preysler, vestida de rojo sobre un fondo gris y un suelo blanco y negro, inspiración damero. Se trata de una creación de Luis Pinto Cohelo que da la bienvenida al espacio más acogedor de toda la impresionante casa.
Un cuadro que no ha envejecido, "como la original"
“En la biblioteca, volúmenes de todas las materias: física, Egipto, Grecia, filosofía de la ciencia y biografías de presidentes norteamericanos desde Roosevelt a Clinton, las obras completas de Voltaire, novelas de Pérez Galdós y de Vargas Llosa… Todo en un aparente —pero falso— desorden, propio de las bibliotecas muy vividas, que se extiende hasta el inmenso hall de entrada”, escribió un buen amigo de la familia, Boris Izaguirre, en 2010 para la revista Vanity Fair. Él también reparó en la impresionante creación del artista portugués, del que dijo que era un retrato que “como el original, no ha envejecido”, en referencia al legendario cutis inmaculado de la musa que lo inspiró.
Cabe recordar que, cuando Izaguirre escribió estas palabras, Isabel aún no había enviudado de Boyer. El fallecimiento del político llegaría cuatro años más tarde y, unos meses después de trágico suceso, la reina de corazones inició un romance con uno de los autores que colgaban en su biblioteca. Mario Vargas Llosa y Preysler empezaron a salir en 2015, en una relación que sorprendió a propios y a extraños.
Estuvieron juntos hasta 2022; y durante este tiempo, el Premio Nobel fue un habitante más de la casa de Puerta de Hierro; participando, cómo no, en las tertulias llevadas a cabo en esa biblioteca de madera reluciente y bajo la atenta mirada de Isabel (la del cuadro, y la de verdad).