Tamara Falcó, 43 años: "A mi madre le horroriza la cocina. No soporta ni los olores ni los tactos"

En 2020, Tamara concedió una entrevista a la revista Lecturas en la que hablaba de las grandes manías de su madre, Isabel Preysler, en la cocina

Isabel Preysler y Tamara Falcó
GTRES

En 2020, cuando Tamara Falcó estaba más ilusionada que nunca con su nueva faceta como chef, tras alzarse con la victoria de 'MasterChef Celebrity', Lecturas entrevistó a la hija de Isabel Preysler, quien nos confesó que deseaba hacer un libro en el que quedara plasmado muchas de las recetas familiares. "Tenemos mucha cocina asiática en casa y que ha ido adaptando mi madre. Pero algunas recetas con las que crecí las hemos ido perdiendo". Además, confesó la profunda animadversión que su madre sentía cuando le tocaba remangarse y guisar. "Lo aborrece".

¿Hay alguien a quien te gustaría cocinar?
-Me gusta mucho cocinar y da igual a quien sea, si a mi sobrinillo o al Papa. Me encanta que lo que esté cocinando guste. Es verdad que necesito mucha más práctica, porque hay muchas cosas que son prueba y error, y está mal utilizar a la gente como conejillo de indias, que es lo que suelo hacer con mis amigos. Sería la pera que pudiera cocinar a mi madre con técnicas de vanguardia y le gustase. A Mario le hice una esferificación de salsiki con pollo y se pensó que era una bolita de mozzarella o algo así. 

tamara isabel
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Tu madre siempre ha dicho que no es buena cocinera. ¿Has podido enseñarle algo o has tirado la toalla?
-No es que no sea buena cocinera, es que lo aborrece. Lo único que quiere de la cocina es que esté limpia, que no huela y que le den su comida.

¿Este año no le has enseñado nada?
-Es que la aborrece con todas sus fuerzas. En su época era muy común que las mujeres supiesen cocinar y fueran a clases de cocina. Y mi tía lo intentó con mi madre, y se apuntó. Y mi madre, por impresionar a su suegra, lo hizo. Pero es que le horroriza, no puede. Le agobian todos los olores y los tactos.

¿Recuerdas algún plato especial que os hiciera?
-Cosas sanas sí que recuerdo que nos hacía. Mi madre cocinaba una especie de pancakes con harina integral, y yo hacía unos que venían en una caja. Los probaba el tío Miguel [Boyer] y decía que estaban los dos igual de buenos pero no era justo. Los de mi madre estaban malísimos y los míos, buenísimos. Cuando mi hermana Chábeli tuvo un accidente, tuvimos que ir a Los Ángeles, vivíamos en su casa cuando ella estaba en el hospital. Llegábamos a casa muy tarde y mi madre cocinaba de las pocas cosas que sabía hacer: un trozo de pan, un trozo de tomate, un trozo de queso y un poco de pimienta. Estaba muy rico pero después de cuatro días tomándolo le dije: “Mami, tírate el rollo y cocíname algo”. Ella me dijo que, con tal de no cocinar, podía vivir a base de sándwiches. Chábeli, en cambio, es súper cocinillas.

Tamara Falcó e Isabel Preysler
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¿En qué país te hubiera gustado nacer por su comida?
-Me lo pones bastante fácil, porque tengo raíces filipinas. La cocina filipina me encanta. Pero es verdad que me encanta la cocina italiana, la francesa, la japonesa, que se ha convertido en la nueva italiana. También la tailandesa, la india, la americana. No hay país que no me guste. Casi que me gusta todo... Menos los bichos.

¿Hay algo de lo que te prives para mantener la línea?
-La mejor forma que he encontrado para mantenerme es con una nutricionista. Dependiendo de tus necesidades en aquel momento, te puede ir variando la dieta. Personalmente, lo que hacía era meterme un día de fruta, un día de ayuno intermitente... Mi nutricionista me dejaba tomar café con leche, que normalmente, te dicen que no en el ayuno. No soy una talibana, que a mí eso no me funciona. Creo muchísimo que la comida tiene que ver con la situación emocional y tienes que tener un poco de consideración.