Paz Vega (49 años): “ Para mi madre, irme fuera de España fue una patada en el estómago que no superó durante mucho tiempo"

La actriz sevillana concedió una entrevista en la que recordó su pasado en Triana, arropada por toda su familia y lo determinante que siempre ha sido para ella la figura de su madre

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Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe digital de Lecturas

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Por aquella escalera, de un edificio popular de la ciudad de Sevilla, los olores de cada cocina se mezclaban dando lugar a una sinfonía olfativa inolvidable. Si Paz Vega se concentrase mucho, es posible que todavía recuerde el aroma a chipirones que la recibían al volver del instituto. “Los hacía mi madre. En mi casa se ha comido siempre mucho pescado. Yo recuerdo de pequeña que casi todos los días había en casa".

Su madre. Cuando Paz Vega echa la vista atrás, reconoce que si ha podido disfrutar de una carrera impresionante, tanto en nuestro cine como en el estadounidense, ha sido gracias a los sacrificios de su progenitora.

Ella fue su apoyo fundamental en un momento crucial en el que sí o sí tenía que marcharse a EEUU para abrazar la vida con la que siempre había soñado. “Ahora que soy madre, me doy cuenta de que nunca le he dicho gracias a mi madre y hay que darlas. Sin la ayuda de ella no hubiera podido tener mis tres hijos. Yo recién parida me fui a Los Ángeles y mi madre se vino conmigo", contó en 2019 en el programa ‘Cena con mamá’. 

"Lloraba y no sabía si estaba haciendo lo correcto"

María Paz (madre) aprendió a entender las necesidades de su hija, que siempre había sido un espíritu más libre que el resto de sus retoños. Aunque no siempre fue fácil. “Yo dejé a mi madre destrozada. Para ella, irme fue una patada en el estómago que no superó durante mucho tiempo".

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Cuando se alejó de su amada Sevilla y se instaló en Madrid buscando alcanzar su objetivo, las dudas no dejaban de llamar a su puerta. “Tuve momentos de bajona. De llorar, de no saber si estaba haciendo lo correcto”, le contó a Cayetana Guillén Cuervo. 

El esfuerzo valió la pena. ‘Compañeros’, ‘Siete vidas’, en tele, y después llegó el cine de la mano de Julio Medem y su ‘Lucía y el Sexo’, Vicente Aranda, Pedro Almodóvar, Emilio Martínez Lázaro… la lista es interminable. Todos estos filmes la pusieron en el punto de mira de los cazatalentos hollywoodienses, que no tardaron en llamar a su puerta.

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Al igual que también lo hizo el que acabaría convirtiéndose en su media mitad, Orson Salazar. El padre de sus tres hijos y junto al que probó suerte haciendo realidad el llamado sueño americano. Él, empresario, aparcó parte de sus proyectos para ser el mejor compañero posible. Al final, él se acabaría reinventando en un estupendo relaciones públicas, organizador de algunas de las fiestas más exclusivas del mundo del cine. 

"Mi madre no ha salido a ningún sitio"

Y, para sacar todo eso adelante, trabajo, marido y niños, Paz contó con la mujer de su vida, su madre, una vez más volvió a sacrificarse por los suyos. Para María Paz, lo más importante siempre ha sido la familia, así que no dudó servir de bastón de apoyo para que su hija pudiera seguir cumpliendo metas. “Mi madre jamás ha salido de casa a ningún sitio que no sea ir con nosotros al cole. La imagen de mi madre en mi casa, la de una madre en la cocina o cosiendo. Ella para mí ha sido el gran referente, es la que me lo ha dado todo. La que me ha hecho físicamente y por dentro".

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Llegado a un punto de su vida, Paz y toda su familia decidió que la experiencia norteamericana había llegado a su fin. Los Salazar Trigo (el auténtico apellido de Paz es Campos Trigo, pero ella, cuando empezó a trabajar, eligió el de su abuela, Vega) se instalaron en España y, desde aquí, la organización era más fácil. 

Paz y toda su troupe cambiaron la manera de hacer las cosas y empezaron a darse un poco más de tiempo. Ya no tenían que estar sometidos al estresante ritmo de vida americano y podían disfrutar de los apacibles momentos en el hogar. “Cuando llego a casa maquillada siempre me dice mi hijo eso de 'mamá quítate el maquillaje de la cara y ponte el pijamita'. Esos momentos son únicos", contó en el programa de La 2.

Seguro que, dentro de ese paladear los momentos tranquilos, una parte fundamental radica en recuperar el sabor de los platos que la retraen a aquella casa cerca en Triana. Y siempre siempre preparados por la mejor cocinera de todas, su madre.