Imposible no emocionarse escuchando a María Patiño. Imposible no pensar en la vida de uno mismo y en la valentía con la que la colaboradora se ha enfrentado a una de las épocas más duras de su vida. Tal vez, la más difícil. La pérdida de su madre y de su padre, con poco tiempo de distancia, fue un mazazo que María ha sobrellevado con la misma fuerza con la que se entrega diariamente a su trabajo. Ahora, con la perspectiva del tiempo, ha querido recordar la enorme lección de aprendió de ellos...

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Los espectadores de Sálvame comenzaron a emocionarse incluso antes de que lo hiciese la propia implicada. Estaba claro que no iba a ser una tarde sencilla. María Patiño, a raíz de las preguntas de Jorge Javier, abría su corazón para hablar de la pérdida de sus padres. Una, la de su madre, de forma repentina en 2014, y otra, la de su padre, tras una larga lucha contra el cáncer hace poco más de un año. Dos durísimos golpes que la presentadora ha querido recordar junto a sus compañeros.

La de mi madre fue un impacto”, explicaba María. “Tenía siete llamadas perdidas y eran las seis de la mañana. Cuando vi el teléfono de mi padre, me imaginé cualquier cosa”. La colaboradora trataba de contener la emoción mientras hablaba. “Mi madre era una persona muy fuerte, muy enérgica, no tenía ningún problema de salud”. La pérdida fue repentina, cuando tan solo tenía 66 años. En el otro lado, el fallecimiento de su padre, tras haber pasado una enfermedad -“lo que es la evolución de un cáncer”-. Pero incluso en circunstancias tan duras, Patiño es capaz de sacar el lado más brillante.

Mi padre me dio una lección de vida tan alucinante... desde la no queja, desde la naturalidad”, aseguraba con lágrimas en los ojos. “Aprendí a ir con él a la quimio, a ver circunstancias que al principio te asustan. Yo a mi padre le empecé a ver hasta coqueto. Sonreía, daba clases de canto, y a mí eso me hacía sentir muy culpable cuando me quejo de mi día a día”. El tiempo, el proceso interno ha hecho que sea incluso capaz de bromear. “No hago cosas que sé que les molestarían”, explicaba. ¡Si ni siquiera se pone determinada ropa que sabe que a su madre no le gustaría!

Les echo muchísimo de menos”, confesaba María. “Sé que están aquí. Yo lo vivo así”. Patiño explicaba que estos trances tan duros han hecho que madure. “La vida me ha dicho: 'Mira, María, esto existe'. A mí me ha ayudado a mejorar y a valorar todavía mucho más las cosas. Y sobre todo, a valorarles a ellos. Yo estoy aquí gracias al sacrificio que hicieron mis padres por mí”. Esa sí es una lección que todos nos deberíamos aplicar. Muchas veces damos cosas por sentadas cuando no tendría que ser así.

Le mandamos todo nuestro cariño a María y toda nuestra fuerza. Aunque, de eso, está claro que va sobrada. ¡Grande!