¡Todo un éxito! La vida parece que vuelve a sonreír a Kiko Rivera después de haber atravesado unos meses complicadísimos. Al Dj se le ha juntado la crisis económica provocada por la pandemia, que ha golpeado de lleno al ocio nocturno y por tanto a todo su sector de trabajo, con el maremoto provocado por el conflicto con su madre. La ruptura materno filial entre Isabel Pantoja y su hijo ha revuelto a todos, y se ha saldado con un Kiko Rivera que ha estado deshecho. Ahora, afortunadamente, parece que empieza a ver la luz al final del túnel. Y eso, se refleja hasta en su físico.

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Kiko Rivera

El marido de Irene Rosales, que hace tres años perdió mucho peso tras someterse a la implantación de un balón gástrico, había recuperado parte de los kilos en estos últimos meses de incertidumbre y angustia. La ansiedad salía a relucir a través de la alimentación y de haber dejado de lado el ejercicio físico. En diciembre, Kiko Rivera anunció que poco a poco volvería a ser el que fue, no solo por fuera, sino también por dentro. Para poder trabajar en este cambio, el artista se ha tomado muy en serio la tarea y trata de cuidar su alimentación y, además, entrena con su mujer.Juntos les hemos visto participar en rutinas con bandas de electroestimulación, que consiguen que las sesiones de ejercicios sean más eficaces por las pequeñas descargas.

Kiko Rivera

Kiko Rivera deja atrás su mala racha y esto se refleja en su físico

@riverakiko

En uno de sus últimos stories, Kiko Rivera, con gran alegría y orgullo por lo logrado, indicaba a sus seguidores que está perdiendo grasa, “no quiero decir nada pero no sé si notáis que me estoy quedando más delgado” y mostraba su perfil en el que se le dibuja mejor la mandíbula a consecuencia de tener el rostro más afinado, provocado por bajar peso.

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El gran apoyo de Sofía Cristo a Kiko Rivera en su primera semana de terapia

Kiko Rivera y Sofía Cristo collage

Para cuidar a su ‘yo interior’ ha empezado terapia de la mano de Sofía Cristo, una buena amiga que la entiende mejor que nadie pues sabe lo difícil que es atravesar el desierto de las adicciones, en el que uno puede perderse, además de perder lo más importante para uno, la familia y los amigos que siempre están.

Ahora más centrado, ilusionado por empezar terapia, tener un nuevo proyecto profesional como su programa en Twitch y sabiendo que cuenta con una mujer que le adora y se preocupa por él y tres criaturas que le necesitan, Kiko Rivera empieza a retomarse a sí mismo.