A solo unos días de poner punto y final al 2022, es tiempo de hacer balance y mirar atrás para recordar todo lo bueno y malo que nos ha pasado a lo largo del año. Irene Rosales (31 años) lo iniciaba con la firme intención de disfrutar del día a día y exprimir cada momento, algo que aprendió tras la muerte de sus padres en 2020 con solo seis meses de diferencia.
Desde que tomara la determinación de abandonar su puesto como colaboradora en televisión sobrepasada por la presión mediática, Irene Rosales se volcaba en el cuidado de sus dos hijas, su máxima prioridad. Sin embargo, el destino tenía preparado para ella un nuevo bache en el que ha tenido que sacar a relucir una vez más su fortaleza y serenidad. Kiko Rivera (38 años) sufría un ictus el pasado mes de octubre y su mujer se convertía en su apoyo más incondicional. Afortunadamente, todo se quedaba en un susto y el Dj sigue inmerso en su recuperación.
Irene ha elegido su perfil de Instagram para compartir con sus miles de seguidores cuál es el único objetivo que tiene para 2023, un firme deseo en el que exclusivamente se centra en algo imprescindible para ella: "Ver a mi gente feliz y no perder a nadie más".
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Irene Rosales revela cuál es su objetivo para 2023
Irene Rosales, más lejos que nunca de la familia Pantoja
A excepción de Anabel, con quien si mantiene una buena relación, Irene Rosales tomaba la determinación de romper todo vínculo con los miembros de la familia Pantoja hace más de dos años cuando Kiko Rivera inició la guerra contra Isabel Pantoja. Ni siquiera la muerte de Bernardo, el pasado mes de noviembre, empujó a la sevillana a acompañar a su marido hasta el tanatorio, y se limitó a enviar sus condolencias a Anabel a través de una conversación telefónica.
La conexión de Irene con sus hermanos es tan grande que no necesita a nadie más, aunque nunca ha negado que le gustaría que Isabel Pantoja tuviera relación con sus hijas, sobretodo teniendo en cuenta que sus padres han fallecido.
Volcada en su faceta como influencer
Si algo tiene claro Irene Rosales es que su lugar no está en televisión, al menos por el momento. Aunque la joven fue muy feliz durante su etapa como colaboradora de 'Viva la vida', superada por las polémicas familiares decidió romper con todo. Desde entonces, Irene se ha volcado en su faceta como influencer y se ha estrenado como imagen de una popular marca de bolsos. Con más de 650.000 seguidores en Instagram, la sevillana ha conseguido un foco de ingresos importante, un trabajo aparentemente sencillo que puede conciliar a la perfección con su vida familiar.