Es una ‘pro’ en los looks de invitada. El nombre de Inés Domecq se repite de manera incesante en las listas de mejor vestidas. Y lo hace aportando looks únicos, frescos y originales. Se atreve con lo que pocas lo hacen y eso le garantiza, sí o sí, un preciado puesto en estos rankings que destrozan o levantan carreras. En el caso de la marquesa de Almenara ocurrió lo segundo. Y fue así cómo pasó de ser solo la invitada perfecta, a diseñar los vestidos que todas quieren. Incluida Letizia.
El nombre de Inés Domecq es inspiración. En Pinterest, la red social de los tableros, la preferida por estilistas y gente que adora el mundo de la moda; su nombre es de lo más repetidos. No falta un look de ella en un ‘vision board’ que gire entorno a eventos. “La invitada 10”, “invitada perfecta”, “el look que gustará a las mujeres de más de 30 que tienen una boda este verano”. Las fórmulas son infinitas pero el resultado siempre es el mismo, el rostro y el estilismo de la jerezana como icono. Lo que ella se pone se convierte en tendencia y se lo terminarás viendo a esa amiga tuya de la que siempre dices “qué mona va esta chica siempre”. ¿Hombreras? Ya las llevó Inés antes. ¿Pamela gigante? Domecq la puso de moda. El suyo ha sido un trabajo silencioso. De pico y pala estilística. Discreta en sus palabras y en sus actos, pero no es sus elecciones de vestuario. Y así, entre evento y evento, ella lograba destacar por encima del resto, aportando una imagen personalísima que, ironías de la vida, todas quieren copiar.
De las bodegas al Marketing. Los orígenes de Inés Domecq
Se podría decir que Inés Domecq ha mamado el buen gusto. La treintañera pertenece a una de las familias más destacadas no solo de Jerez de la Frontera, sino de toda Andalucía. Con pasado bodeguero, pero también aristocrático. La diseñadora no ha querido recurrir a su apellido para despuntar, por lo que creó para sí misma la mejor presentación posible: un look fuerte, llamativo y reconocible. Inés no necesitaba presentación. No tenía que decirle a nadie de quién era nieta. No hacía falta. Lo que interesaba de ella era la propuesta artística que representaba sobre sí misma. Ella era su mejor creación, y sin tener que recurrir a apellidos. Estudió Marketing y esto le dio un amplio conocimiento del mundo de la comunicación, aplicado a la moda.
Desligarse de la impronta familiar y despuntar por ella misma no ha sido fácil. Y es que Inés Domecq no solo carga con toda su estirpe familiar, sino también con la de su marido. Esta madre de dos se casó en 2008 con Javier Martínez de Irujo, sobrino del actual duque de Alba y nieto de Cayetana de Alba. Emparentar con una de las familias con el apellido más reconocible de toda España y no tener que recurrir a estos lazos era una labor casi imposible. Pero ella lo logró.
Lo que sí jugó a su favor, fue moverse en los círculos de la ‘jet set’; y con ello, ser invitada a las bodas y eventos de mayor relumbrón mediático. Inés Domecq estaba en todas. Y en todas destacaba. No tardaron en ofrecerle trabajos como estilista o asesora de imagen. Todo el mundo quería que esta les transmitiera un poquito de su ‘allure’. Iba a ser la sucesora de otra de las mujeres de mayor estilo de nuestro país, Nati Abascal. Pero cuando parecía que ese era su sino, la marquesa de Almenara pegó el volantazo de su vida.
Inés Domecq, empresaria de éxito
En el año 2020, tras una pequeña (pero muy próspera) colaboración con la firma española Coosy, se alió con su fundadora, la gallega Virgina del Pozo, para crear una firma de pret a porter; que fuera un poco más ‘high fashion’ que su hermana pequeña y que vistiera a “mujeres con personalidad y estilo que desearan proyectar elegancia y feminidad”. Querían crear diseños “reconocibles” y únicos; perfectos para una “mujer moderna que no olvida la tradición”. Y fue así cómo nació IQ Collection.
La primera vez que muchos oyeron hablar de la marca fue en la primavera de 2021, cuando la reina Letizia lució un mono de la firma. Una creación en blanco, con unos volantes XL, una de las señas de identidad de las creaciones de estas dos amigas, que adoran las siluetas de hombreras prominentes. El cartel de ‘agotado’ no tardó en aparecer colgado en la web de The IQ Collection. La esposa de Felipe VI fue la primera en confiar de ellas, y les dio el toque de gracia. A partir de entonces, su ascenso fue meteórico.
Por supuesto, después vendrían muchas más, Eugenia Martínez de Irujo, Belén Rueda… y, claro, la propia Inés Domecq; que es la mejor embajadora de su firma. Prenda que luce, prenda que se viraliza. Ella es esencial para la marca, puesto que se ha convertido en el rostro y escaparate.
Y la cosa no acaba ahí. En julio de este año, viendo el éxito que rodeaba a la marca, Inés animó a su hermana Mercedes para que participara en un nuevo proyecto, Virincasa Deco SL, una empresa dedicada a la decoración. Una nueva aventura empresarial de la mano de Virgina del Pozo, tal y como adelantó Vanitatis. La idea inicial era que la firma viese la luz este otoño.
Inés Domecq tiene el estilo, los contactos y la personalidad necesaria para convertir en oro lo que toque. Da igual si esto es una blusa de lunares inspirada en la Feria de Jerez o una butaca de estilo mediterráneo. Se sabe rodear de las mejores y su buena racha no ha hecho nada más que empezar. Puede lo que próximo sea decorar la Zarzuela.