La familia Boyer, con Isabel Preysler y su hija Ana al frente, están pasando las navidades más complicadas de sus vidas. La pérdida hace dos meses del cabeza de familia, Miguel Boyer, unido a que estos festejos son unos días en los que los sentimientos se encuentran a flor de piel y más exaltados de lo normal, han convertido la navidad 2014/2015 en cuesta arriba para ellos.

 

El fin de año lo pasó cada una en su sitio, ya que Ana ha aprovechado para marcharse a Miami unos días junto a su novio, Fernando Verdasco, para de esta manera aprovechar y visitar a su familia residente en los Estados Unidos. A su llegada al aeropuerto de Madrid-Barajas, la pareja mostró un gesto serio, sin hacer declaraciones y sin detenerse ante los medios. El tenista era el que llevaba el carro con el equipaje, entre el que se encontraba raquetas y enseres tenísticos, ya que en breve vuelve a comenzar su puesta a punto para continuar con la competición. Ana ocultó su rostro con unas gafas de espejo azules. Después depositaron todos los objetos en un coche privado y se marcharon de la terminal.

 

Desde que muriese su padre, Fernando Verdasco se ha convertido en el principal pilar y baluarte en la vida de Ana. Su apoyo, implicación y compromiso con la familia ha sido ejemplar y total desde el primer momento. Isabel está encantada con él y su relación sentimental con su hija marcha a las mil maravillas, encontrándose quizás en el mejor momento.

 

Lo cierto es que el deceso de Miguel Boyer el pasado mes de septiembre a consecuencia de una embolia pulmonar ha dejado tocada y hundida a su familia y, tal y como reconocía la propia Ana recientemente, están atravesando las navidades más difíciles de su vida y las primeras sin su padre.

 

Este 2014 ha dejado un sabor amargo y estará marcado de por vida por esta triste pérdida. Por ello, tanto ella como Fernando ya han brindado para dejar atrás este año y esperanzados en que el 2015 tendrá días repletos de alegría y buenas noticias para ellos.