Máximo control en el Vaticano. Empieza la cuenta atrás para que el mundo entero dé la bienvenida al sucesor del papa Francisco y este miércoles, 7 de mayo, es la fecha elegida para el arranque del cónclave en el que elegirán a ese perfil que gobierne la Iglesia Católica.
Es importante tener en cuenta que se está escogiendo a una persona a la que se le otorgará un poder absolutista con un cargo vitalicio, así que todo está tremendamente vigilado y el mecanismo normativo es tan amplio como restrictivo.
Ninguno de los “purpurados” que se encerrarán estos días en la Capilla Sixtina se ha quejado, ya que son conscientes de la relevancia de su decisión, así que lo primero que han hecho es acatar esas leyes para evitar la excomunión como castigo si burlan alguna de ellas.
Además del secreto profesional, la incomunicación y la promesa "antipactos", los cardenales que participan en el cónclave tienen prohibido comer ciertos alimentos pada evitar cualquier fuga de información mientras duren las deliberaciones en la capilla del Palacio Apostólico.
Alimentos prohibidos en el cónclave
Los cardenales con voz y voto en el cónclave para elegir al Romano Pontífice número 267 de la Iglesia Católica solo abandonarán la Capilla Sixtina para descansar en sus habitaciones de la residencia Santa Marta y también para almorzar u orar, según el programa dispuesto para estos días.
El hotel en el que se alojó durante su pontificado el papa Francisco se ha habilitado para que se cumpla con lo estipulado y funcione como búnker del que no pueda salir, -y tampoco entrar-, ninguna información que pueda ser injerencia en una decisión tan importante.
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Durante el cónclave, los 133 "purpurados" no podrán comer pollo relleno ni empanada, así como aquellos alimentos que puedan incitar a algún infractor a introducir en él alguna misiva, indicación o dato relacionado con la elección papal, tal y como han repasado en 'El programa de Ana Rosa'.
También han contado que no podrán probar la carbonara, ni alcachofas o helados. En el pasado tenía mucho que ver, incluso, con la posibilidad de que introdujeran veneno en algunos de estos manjares, pero ahora el fin es el racionamiento y que no exista ningún tipo de manipulación.
El menú del día está pensado para no causar ninguna indigestión y, sobre todo, para que no haya fugas de una decisión secreta ni se puedan introducir desde el exterior detalles con el objetivo de influir en las deliberaciones que se tomen por la mañana o por la tarde.
El castigo del ayuno
El cardenal Juan José Omella se enfrenta a sus 79 años a su primer cónclave. Debuta con ilusión y así se lo hacía saber hace unas semanas al periodista Carlos Herrera en las calles del Vaticano en una entrevista para la ‘Cadena Cope’ en la que no se veía como “papable”.
A lo largo de la conversación, hablaban de las previsiones temporales de esta gran cita. En España prevén que sea corto, pero también hay quienes ven complicado elegir a un candidato alcanzando el "quorum" en los primeros días. El Vaticano también tiene previstas acciones de aceleración.
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Antiguamente, recordaba el arzobispo de Barcelona, se les dejaba "en ayuno, a pan y agua" hasta que se pusieran de acuerdo. Esto ha evolucionado y el castigo no es tan severo, pero sí se actúa en consecuencia si después de tres días no han señalado de forma clara a un candidato.
De darse esta situación en el cónclave, los cardenales son encerrados en Santa Marta y es tiempo de oración y reflexión, con el objetivo de pensar en lo ocurrido hasta el momento y provocar que se aclaren las ideas para que vuelvan a la Capilla Sixtina con posturas más cercanas alrededor del nuevo papa a señalar en sus papeletas.
Tomad y comed
Más allá del pan y el vino en la eucaristía de la misa 'Pro eligiendo pontífice', celebrada en la mañana del 7 de mayo para dar paso a los siguientes puntos de la agenda del día, lo que comerán después es un misterio. Los cardenales jurarán guardar el secreto de sus deliberaciones en el cónclave y se les dará la bienvenida en la Capilla Sixtina, a la que llegarán a las 4 y media de la tarde.
Los primeros lo harán un poco antes, ya que lo que sí se grabará será el paseo que darán desde la Capilla Paulina hasta entrar en el lugar en el que votarán al nuevo papa. Una vez hayan completado el recorrido los 133, la Guardia Suiza del Vaticano velará por la seguridad del templo, que quedará cerrado con el "extra omnes" (todos fuera).
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En la tarde de este miércoles solo habrá una votación y se suele hablar de un primer tanteo en el que puedan ver por dónde van los tiros. La fumata, si se cumplen los vaticinios, sería negra y saldría por la chimenea, ya habilitada y revisada para que nada falle en un cónclave decisivo.
En la celebración litúrgica para conmemorar el inicio de la elección de un nuevo romano pontífice han destacado, de hecho, que se trata de "un momento histórico" y han invitado a que "se elija al papa de la unidad y la comunión".