"Toño es un muchacho con una formación intelectual muy básica que gracias al poderío de Belén se ha visto alternando con influyentes directivos"

8 de diciembre de 2015, 07:00

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El jueves por la tarde, cuando el asunto de Toño estaba en todo lo alto, les dije a mis colaboradores: “Va a intentar cometer una locura”. Kiko Matamoros me miró, sonrió y me dijo: “Qué va. No lo conoces tú bien. Tiene muchas conchas”. El viernes por la noche, una Belén descompuesta y al borde mismo de la desesperación me contaba en un corte de publicidad del ‘Deluxe’ que habían ingresado a Toño en un hospital. Su mujer, al llegar a casa, se lo encontró en un estado tan poco adecuado que decidió llamar a una ambulancia. Toño es un muchacho con una formación intelectual muy básica que gracias al poderío de Belén Esteban se ha visto alternando con influyentes directivos, consagrados artistas y gente de diverso y gran pelaje. Abducido por la fama, ha sabido sortear los diversos vaivenes que produce este negocio porque ha contado con el apoyo de la gente que quiere y protege a Belén. Pero en cuanto la Esteban ha decidido abandonar su sombra protectora han quedado al descubierto las innumerables carencias de Sanchís. Se ha quedado desarbolado. Sin argumentos. Desprotegido. Sin apoyos. La plana mayor de sus representados le han abandonado y dudo mucho que alguien con cierto peso se dirija a él para reclamar sus servicios. No fue un excelente representante para Belén pero probablemente sí el que necesitaba la Esteban en su época más difícil.  Es más: en aquella época, ella no querría haber estado con otro. Ahora que Belén no necesita amparo emocional sino representantes eficaces y resolutivos parece que Toño no tiene ya mucha cabida. Le auguro un negro futuro. Por todo lo que me están contando que ha sucedido con su exrepresentada, no parece que podamos ser optimistas en cuanto a su salvación.

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