A partir del miércoles 9 de noviembre vuelvo a ser el que fui

Creo que tener el libro entre las manos aumentaría mi tensión nerviosa, así que cada vez que paso cerca de las cajas hago como si no existieran. Lo que no se ve no existe. He decidido que las voy a guardar en algún lugar en el que no las pueda ver hasta la semana que viene. Qué ganas tengo de que tengáis el libro en vuestras manos. De que podamos compartir sensaciones. De hablar y hablar sobre él y de lo que ha significado en mi vida. Porque a partir de la semana que viene mi vida ya no será la misma.

‘Antes del olvido’ es mi libro más personal. El libro donde más desnudo me quedo. Mi libro más atrevido pero a la vez más tierno. P., siempre tan optimista, me dice que va a haber mucha gente que querrá conocerme después de leerlo. Me parece un piropo precioso. Lo escribí, entre otros motivos, para eso, para que la gente me conociera. Después de casi treinta años de exposición pública sentía la necesidad, ahora que por fin me siento libre, de decir: “Este soy yo y, después de tantos años, ya no tengo miedo de sincerarme. Ha sido un camino precioso, fácil en algunos momentos, escarpado en otros, peligroso en varios tramos. Pero lo más importante es que ya lo puedo compartir con vosotros sin esconderme. Y porque estoy vivo y con ganas de seguir”.

Hablo con Ángeles, mi editora, y está igual de nerviosa que yo aunque no me lo quiere decir para no ponerme todavía más histérico. Pero yo se lo noto porque la conozco ya desde hace muchos años, justo cuando llegué a trabajar a Madrid para Pronto y ella me gestionaba entrevistas con los autores de la editorial para la que trabajaba entonces. Desde que le empecé a enviar los primeros capítulos de ‘Antes del olvido’ estaba convencida de que su publicación iba a ser muy importante para los dos. Le he preguntado cientos de veces cómo va la preventa y ella no ha dudado en responderme otros cientos de veces que me tranquilice, pero sé que su procesión, como la mía, va por dentro y quiere guerra. 

Sé que la preventa va muy bien y eso también me pone de los nervios a la vez que muy alegre, porque siento la necesidad de que la gente me lea. Porque sé que se van a emocionar, porque sé que se van a sentir muy identificados en muchos aspectos, porque se van a reír y porque sobre todo van a acabar pensando que, por muchos caminos oscuros que transitemos, siempre acabaremos encontrando un sendero de luz que nos aportará serenidad. Tenía que ir a la editorial para dejar mil libros firmados. Hoy he recibido un mail: “Ve preparando la muñeca porque no vas a tener que firmar mil sino dos mil”. Eso es solo una muestra de la expectación con la que estáis esperando mi obra más personal y yo no puedo estar más agradecido. Después de tantos años seguís a mi lado aguantándome y, lo que es mejor, queriéndome. Y yo no puedo estaros más agradecido.

He hecho ya tres entrevistas para la promoción y en las tres he acabado emocionándome como un quinceañero. Saldrán publicadas a partir del día nueve. Hoy he charlado con Ángeles Caballero, una periodista a la que admiro mucho de El Confidencial, y hemos acabado llorando tanto ella como yo. Yo veía que Juan, mi peluquero y maquillador, también estaba con los ojos brillantes y el fotógrafo nos ha confesado al finalizar la entrevista que ha habido varios momentos en los que se ha tenido que contener para no acabar llorando él también. Pero ha sido un llanto liberador, sanador, con final feliz. Y eso que lo de “final feliz” tiene unas connotaciones que ahora no vienen mucho al caso.

Casualidades de la vida (aunque cada vez creo menos en las casualidades): escribo “final feliz” y escucho a Fortunato, mi burro, rebuznar con alegría sin par. Las entrevistas me han dejado emocionalmente tan hecho polvo que me he echado una siesta de una hora y media tan profunda que me hubiera gustado quedarme dormido hasta el día nueve, la fecha en la que sale el libro. Hasta entonces intentaré tener mi mente ocupada para que no me coma la impaciencia.

Porque sé que, a partir del nueve de noviembre, nada será igual. Todo cambiará para mejor. Además, el nueve de noviembre es fiesta en Madrid porque es el día de la Almudena, la patrona de la ciudad. Todo son señales. ¿Cómo no va a ir bien un libro que sale a la venta el día del santo de Almudena Grandes, una de mis escritoras favoritas? Por si eso fuera poco, sé que en el otro lado hay gente velando para que todo salga como la seda. De ahí que a veces esté tan tranquilo a la vez que disparatado. Porque sé que ellos están ahí apoyándome. Cuando leáis ‘Antes del olvido’ sabréis a qué me refiero. La semana que viene os contaré cómo ha sido esta última semana de una vida que dejo atrás porque a partir del próximo miércoles nace otro Jorge Javier. O mejor escrito: os daréis cuenta de que vuelvo a ser el que fui.