Dra. Mar Mira, médico estético, sobre la nueva cara de Anne Hathaway: "tiene un efecto de 'guapo subido' que respeta su armonía y naturalidad"

En una noche de moda, glamour y reivindicación como es la MET Gala, no solo los estilismos de alfombra roja se llevan el protagonismo: también lo hacen 'beauty looks' y la manicura de las asistentes (la de Georgina Rodríguez es nuestra favorita). Y si hubo uno que llamó especialmente la atención, ese fue el de Anne Hathaway, ¡la actriz estaba guapísima! Lució un diseño de Carolina Herrera que rendía tributo a la figura de André Leon Talley, pero fue su efecto de 'guapo subido' lo que más llamó la atención.

Todos coinciden: Anne Hathaway está más guapa que nunca. Pero, ¿qué hay detrás de este cambio tan favorecedor? Hablamos con la doctora Mar Mira, codirectora de Clínica Mira+Cueto, para entender qué retoques podrían estar detrás de este 'glow up'. 

Según nos explica la doctora, "podríamos atribuir el resultado de este efecto 'guapo subido' a un enfoque de tratamientos combinados, implementado de forma progresiva en los últimos años. Por ejemplo, la aplicación de neuromoduladores y ácido hialurónico con bioestimuladores con el objetivo de inducir la neocolagénesis y mejorar la firmeza y estructura del contorno facial. Siempre respetando su armonía y naturalidad". 

La clave, según la experta, está en la personalización del tratamiento. "Nosotras realizamos un diagnóstico facial muy exhaustivo antes de tratar, pormenorizando, analizando las tendencias del rostro tanto estructurales como dinámicas, en reposo y en movimiento. De esta manera logramos redirigir las tendencias del envejecimiento individual para contener paulatinamente ese paso del tiempo sin transformar la esencia del paciente."

Frente a la temida 'pillow face' que ha afectado a muchas celebrities en el pasado, el enfoque de la medicina estética más avanzada ha virado hacia el respeto máximo por la individualidad facial. "En pacientes más mayores llevamos viendo desde hace años personas o rostros conocidos que han terminado con la conocida como 'pillow face' o rostro de almohada. Se trata de rostros sobre tratados o sobre rellenados que no respetan las proporciones anatómicas adecuadas", afirma la Dra. Mira.

Este nuevo paradigma, que la doctora define como "medicina estética sin huella", apuesta por resultados naturales que no delaten intervención alguna. "Nuestra forma de ver y tratar la medicina estética supone un movimiento a favor de la belleza, la identidad, la naturalidad y siempre en defensa de la esencia propia de cada persona."

Para ella, el gran error es intervenir sin un estudio previo o caer en los tratamientos en serie que producen rostros clónicos: "Si alguna cara nos resulta artificial significa que no se ha tratado individualmente, tras un diagnóstico y evaluación exhaustiva, sino que se ha hecho un tratamiento en serie. La huella se demuestra en caras clónicas y sin esencia."

En este sentido, Hathaway sería el ejemplo perfecto de cómo la medicina estética puede embellecer sin transformar. "Cada tratamiento tiene que estar integrado en una armonía facial, tanto si se trata de mejorar arrugas, soporte o mejorar la calidad de la piel o el envejecimiento cutáneo. Todo tiene que estar integrado en la esencia personal", apunta.

Además, subraya que el enfoque preventivo también ha cambiado las reglas del juego. "Hace años la medicina estética se pensaba que era sólo para edades más avanzadas y hoy en día la horquilla de edad se ha ampliado mucho. Tratando de forma temprana con un enfoque preventivo y, por ejemplo, con dosis adecuadas de hialurónico en los puntos anatómicos estratégicos faciales, se pueden frenar los signos de cansancio o flacidez a largo plazo."

Y concluye con una reflexión clara: "Cuando alguien de nuestro entorno dice 'tú te has hecho algo' en vez de 'qué guapa o qué guapo estás', es que algo falla y nos podemos sentir estigmatizados por ese comentario. Si algo 'choca' de una persona en su conjunto es que, según nuestra opinión experta, algo no está bien hecho."

Con este enfoque sin huella, natural y altamente personalizado, Anne Hathaway se convierte así en el mejor ejemplo de cómo la medicina estética puede sumar sin restar, embellecer sin transformar y, sobre todo, ayudarnos a vernos mejor sin dejar de reconocernos frente al espejo.