“En todas las redacciones siempre hay alguien que no trabaja y ese que no trabaja, el que te critica”. Terelu Campos lo aprendió desde la cuna. Lo había visto cuando acompañaba a su madre, y, después, lo aprendió cuando empezó a colaborar a su lado.
Unas críticas feroces, capaces de trascender años y años. Tanto, que, en pleno 2025, aún resuenan. Pero Terelu sigue con la misma técnica que seguía cuando empezó a destacar televisivamente hablando: no desmentir nada. Aunque hay días que, como todos, se cansa. Y, ese día, como ha ocurrido en 'Tardear', ha querido responder y aclarar, de una vez por todas, todas las especulaciones en torno a ella.
"No ha pasado jamás en la vida". Terelu, tras semanas escuchando cómo se la tachaba de diva, ha tomado la palaba y ha respondido a esas voces que la tachaban de altiva y hasta de mala compañera. De todas las falsas leyendas que han corrido sobre la presentadora, en su época de 'Con T de tarde', la de que solicitaba que le dieran un yogur directamente a la boca, le abrieran las latas de su refresco favorito o que le encendieran los cigarros ha sido la que más ampollas ha levantado.
"Todo es mentira. ¿Qué me han movido el yogur? Sí. ¿Qué me lo han dado en la boca? No. Solo hace falta conocerme para saber que arreglada y maquillada te puedes imaginar que me das un yogur en la boca y sigo presentando un 'churreton'. ¿Qué me han puesto un cenicero en la mesa? Sí, porque ante se fumaba", ha respondido.
Telecinco
Ser 'alimentada', como ella bien explica, es tarea harto compleja cuando una está maquillada y peinada para salir en la tele. Un mal churrete puede dar al traste con horas de trabajo, por lo que, como bien indicó hace unas semanas Luis Pliego, esto debía de ser del todo imposible. Terelu jamás arriesgaría el trabajo de maquillaje por tomarse una simple merienda. Eso era inconcebible.
"Jamás he pegado un chicle en un decorado, ni en una mesa ni nada", seguía, con la pasmosa tranquilidad de quien sabe que no puede hacer nada para impedir esta clase de habladurías. "A lo largo de mis años profesionales he aprendido lo que no está en mi mano, no lo puedo controlar. Si yo todos los días tuviera que desmentir lo que dicen de mí y de mi familia, no trabajaría".
De su madre no solo aprendió a profesionalidad, sino, también, cómo gestionar toda esta clase de situaciones. "A mi madre le llegaba que alguien no estaba trabajando y siempre decía, 'a ese no le podemos echar, que tiene una familia'", también cómo hacer oídos sordos a las opiniones ajenas. Gracias a eso, puede estar muy tranquila y gestionar, de la manera más calmada posible, polémicas como las que la llevan señalando desde hace semanas.