Tamara Falcó (43 años): “Mis hermanos dicen que tengo suerte de tener el carácter de mi padre”

La hija de Isabel Preysler cree que ha heredado de Carlos Falcó gran parte de su forma de ser

Tamara Falcó
Instagram @Tamara_Falco

Cuando Isabel Preysler conoció a Carlos Falcó, descubrió que otra vida era posible. Ella se había casado muy joven con Julio Iglesias, infiel de manual, e, irónicamente, celoso patológico. Al cantante no le gustaba que su mujer anduviera ella sola, que saliera con amigas y que, en definitiva, fuera algún sitio sin él. Cuando la filipina, que ardía en deseos de vivir, coincidió con el marqués de Griñón; cayó rendida a su buen humor, su talante y su manera de relativizar los problemas. 

Carlos era lo que los franceses siempre han llamado un ‘bon vivant’, un hombre que sabe disfrutar de los placeres de la vida, la cual celebra siempre que tiene ocasión ¿Cómo no enamorarse de alguien que piensa de esta manera, aunque una esté casada con el ‘latin lover’ por antonomasia?

Carlos Falcó ya no está entre nosotros, pero esta forma de ser tan disfrutona todavía pervive entre su progenie, más concretamente, en su hija Tamara. “Mis hermanos dicen que tengo suerte de tener el carácter de mi padre”, asegura la influencer y chef a la revista ‘Elle’, cuando habla de la fama, una compañera de viaje que le lleva acompañando desde que vino al mundo. 

Tamara, famosa de cuna

Y no exageramos. A los pocos días de que naciera Tamara, su madre y su padre recibían a la revista Lecturas en el salón de su casa, donde hablaban de cómo se estaban organizando en ese piso en el que vivían, de continuo, dos adultos y cuatro niños (Chábeli, Julio, Enrique y la bebé Tamara); y, en fines de semana alternos, los dos hijos mayores (Manolo y Xandra) que Carlos había tenido en su anterior matrimonio. 

“No es que no me resulte difícil la fama… la gente piensa que porque has nacido con ello ya todo tiene que ser fácil. Bueno, Justin bieber lleva siendo famoso desde los tres años y yo creo que lo lleva fatal. Es que no es fácil, no es fácil”, aseguraba, de lo más categórica esta famosa desde la cuna. 

Tamara Falcó ha crecido con una cámara pegada al rostro. Los consumidores de prensa del corazón y de cultura pop la hemos visto ir de viaje, posar con sus hermanitos en la piscina, acompañar a “mami” a los eventos más exclusivos, enamorarse, desenamorarse y sí, también rozar el convento. Durante un breve lapso de tiempo después de su reconversión cristiana, la actual marquesa, fantaseó con la idea de convertirse en novicia y, en lugar de lucir las últimas tendencias, abonarse a una única: el minimalismo del hábito. 

La estrategia de Tamara en momentos de bajón

No llegó a casarse con Dios, pero sí que lo hizo con Íñigo Onieva; a quien perdonó tras una sonada infidelidad. Estos dos enamorados pronto cumplirán su segundo aniversario de boda, y aunque siempre han deseado ser padres, Tamara ha concluido que dejará de someterse a más tratamientos de fertilidad. De su reconversión aprendió que, a veces, hay que confiar y dejarse llevar por Dios, quien siente que la guía. 

“Desde mi conversión, tengo muy claro que él tiene un plan y eso me relaja muchísimo, incluso cuando no me salen las cosas como yo quiero. Entonces, cuando estoy en un momento de bajón, pienso ‘ah, hay alguien más conduciendo’; no todo recae en mí”, resuelve con confianza. 

Actualmente, la religión tiene mucho peso en su vida. Es el gran refugio para ella la utiliza, tanto cuando tiene un buen momento, como cuando se siente de bajón. “Hay ciertas técnicas, como el agradecimiento que me ayudan mucho. Rezar el Santo Rosario, acudir a misa… ahora estoy practicando el ayuno. A mí me ayuda mucho este tipo de prácticas”.