Martín Berasategui (65 años) no solo es uno de los chef más importantes de nuestro país (es el cocinero español con más estrellas Michelin), sino que además es uno de los rostros más queridos de la televisión gracias a sus continuas visitas a 'MasterChef'. Y es que el programa de TVE se ha encargado de humanizar a este profesional de la cocina de vanguardia.
Su "¡a garrote!" y su forma humilde de hablar a los concursantes hizo que la audiencia se diera cuenta de que a pesar de ser una estrella de la cocina a nivel mundial Martín es un un ser humano extraordinario y muy cercano. Es el padre adorable que cualquiera querría tener o el abuelo entrañable que le pone mimo a cualquier detalle después de una vida llena de mucho trabajo y esfuerzo (prometemos que no es familia nuestra pero creemos que es lo que transmite).
Nacido en 1960 en San Sebastián, Martín puede decir que su éxito se lo ha ganado a pulso. Nadie le ha regalado nada y sin duda es el claro ejemplo de con perseverancia, esfuerzo y mucho trabajo se puede llegar muy lejos. De orígenes humildes, el cocinero y su familia siempre han estado muy ligados a la gastronomía. De hecho, su formación y gran parte de su vida se relacionan con el Bodegón Alejandro, popular casa de comidas regentada por sus padres y su tía, situada en la parte vieja de la ciudad.
Tal y como cuentan desde la web del cocinero, en aquel local fue donde consiguió su primera estrella Michelin (ahora tiene 11), pero aquello solo fue le principio de su larga carrera y de sus ganas de aprender. Entre los 15 y casi los 30, el chef visitó Francia cuando no tenía que trabajar para seguir formándose y aprendió allí al lado de Jean Paul Heinard. André Mandion, François Brouchican, Bernard Lacarrau, Didier Oudill o Alain Ducasse.
Medalla de bronce a nivel mundial en cuando a chefs con estrellas Michelin, Berasategui tiene una fecha muy marcada en el calendario: el 1 de mayo de 1993, cuando inauguró junto a su mujer, Oneka Arregui, el restaurante Martín Berasategui en Lasarte-Oria, a 7 Km de San Sebastián. Sin duda un momento que cambió su vida. Y es que a partir de aquella apertura su fama y su éxito jamás ha parado de crecer.
No hace ni una semana que se han cumplido 32 años de la inauguración del restaurante y por ello Martín no ha dejado escapar la oportunidad de escribir unas palabras de agradecimiento por este "sueño cocinado a fuego lento". "Hemos vivido una historia escrita plato a plato, servicio a servicio. A cada cliente que ha cruzado nuestras puertas, a cada profesional que ha dejado su huella en esta casa y a todos los que han confiado en nosotros: infinitas gracias por formar parte de este viaje. Seguimos con la misma pasión del primer día y aun más hambre de excelencia", ha escrito junto a una foto con su mujer, quien es sin duda el amor de su vida.
"Nada de lo que soy y de lo que he conseguido habría llegado sin ella. Tanto a mi mujer como mi hija Ane se lo debo todo: ellas me animan, me templan, me transmiten su luz. Son mi otra mitad", dijo el chef hace unos años sobre su familia en 'La Vanguardia'. Sin duda unas palabras con las que dejaba claro que sin ella no habría llegado ni de lejos a lo que es hoy en día. Y es que lo suyo es sin duda una historia de las de cuento de hadas.
El cocinero y su mujer se conocen desde que eran prácticamente adolescentes. Después de que su familia le pusiera a trabajar en el negocio porque era un mal estudiante, Martín no tuvo mucho más tiempo para salir de fiesta y ligar. De hecho, con tan solo 18 años se cruzó su mujer y descubrió que era el amor de su vida gracias a que tuvo que ir a la carnicería de ella a recoger un paquete con ropa. "Martintxo no ha sido nada donjuán. Bueno, es que pilló pronto. Oneka fue la primera chica y la mejor", dijo su madre en 'El Diario Vasco'. Y desde entonces no se han separado.
Martín siempre se deshace en halagos cuando habla de su mujer y su hija no solo por lo mucho que las quiere sino porque ha estado a punto de perder a las dos. La hija de la pareja casi muere ahogada cuando tenía cinco años. Contó Berasategui en el citado medio que la pequeña se había ido con unos familiares a Marbella cuando cogió un flotador de adulto y se lanzó a la piscina. La niña se escurrió y se hundió. Pudo mascarse la tragedia pero por suerte un joven se dio cuenta rápidamente y la salvó.
Pero ese no fue el único momento en el que su vida pudo irse al traste. Tanto él como su mujer casi pierden la vida en un brutal accidente de coche (dieron varias vueltas de campana) del que por suerte resultaron ilesos. Fueron dos instantes cruciales en su vida que le hicieron darse cuenta de lo que que era verdaderamente importante.