En el cuento de la niña pobre que se enamora del chico rico las cosas van a empezar a cambiar. Dice Paula Echevarría que las ñoñeces le gustan, pero que ser un poco más cañera y gamberreta, mucho más. Comienza la segunda temporada de 'Velvet' y el amor imposible entre la joven modistilla y el guaperas bueno de corazón pero débil de carácter interpretado por Miguel Ángel Silvestre va a dar mucho de sí.

 

Porque el personaje de Paula, Ana, se convierte en diseñadora de las galerías y gana en decisión y coraje y, sobre todo, porque otro hombre se va a cruzar en su camino, Carlos, un piloto con los ojos azulísimos de Peter Vives. El actor catalán, junto a Ángela Molina, Llorenç González y Juana Acosta, que también flirteará con Silvestre para rizar más aún el rizo, son las nuevas incorporaciones de esta serie coral que rememora unos lujosos y edulcorados años 50.

 

Una serie que ya se ha exportado a otros países pero que sigue siendo un enigma para Daniella, la pequeña de Paula y David Bustamente porque aun no tiene edad, le cuesta separa realidad de ficción y ver llorar y sufrir a su madre en pantalla “le crea malestar”. 

 

¿Como se presenta la temporada para Ana? 

Con cambios por todas partes. Cambios en el amor, en el trabajo…Y con el sueño de su vida, que era poder diseñar y que lo va cumplir esta temporada. Va a diseñar una línea para una compañía aérea que le encargan las Galerías Velvet. Por otra parte, eso hará que Alberto (Miguel Ángel Silvestre) y ella estén mucho estén más rato juntos, más que en la primera temporada, porque van a estar trabajando mano a mano y eso hace que vivan situaciones bastante divertidas. De hecho, su relación es más divertida y me gusta más que en la pasada temporada. Yo soy muy cañera. El mundo ñoñete me gusta, pero en ésta están más equiparados profesionalmente, ya no es la simple modista, tiene voz y voto, y opinión. Eso le les va a llevar a discutir un poco como en Luz de Luna, una atracción fatal, con situaciones muy divertidas porque va a ser un “te grito por no besarte”.  

 

¿Y cómo va a lidiar Ana con las malas malísimas de la serie? 

No son tan bichas. El personaje de Juana no va a tener tensión con el mío. Con Alberto sí. Pero eso acabará favoreciendo el que Alberto abra los ojos. Ella es un personaje muy cañero, muy masculino, que va a lo que va, no le interesa ni el amor ni los cuentos de hadas. Conmigo, Juana va a tener una relación profesional… Y luego, las otras bichas, como Amaia... en el fondo da un poco de pena porque su vida es un desastre. Su marido se está tirando a otra desde el minuto uno del capítulo. Ella lo admite y lo asume pero se la va a pegar en la cara. Es mala para con mi historia porque es una cizañera. 

 

¿Alberto sacará lo mejor o lo peor de Ana? 

Lo mejor. Alberto siempre saca lo mejor de Ana. Para bien o para mal. Ya sea para llevarle al limite, para cabrearla y enfadarla o para hacerla muy feliz.  

 

¿Qué hay de Paula en tu personaje? 

Hay días que soy más horas Ana que Paula. Tenemos jornadas de 12 y 13 horas. Es inevitable que aportes cosas al personaje y que el personaje se acabe acogiendo bastante a ti. Son gestos, pequeñeces, pero cuando estoy con Manuela y Cecilia es verdad que entre las tres hay tan buen rollo y tanta complicidad que terminemos ejerciendo siempre de Manuela, Cecilia y Paula. 

 

12 horas siendo Ana, ¿no es para volverse loca? 

No, tampoco me vuelvo loca. En plató me llaman Ana o Paula y contesto siempre. Al principio de la serie me llamaban Lucía, por La Reverte de la serie anterior, como es el mismo equipo… Y respondía: 'sí, ¿qué?' (risas).

 

¿Te cuesta dejar el personaje en el plató? 

Cuando llego a mi casa, Paula Echavarría entera se queda en el felpudo. Todo lo que conlleva el personaje. El personaje publico. Todo. En mi casa me gusta estar en pijama, en zapatillas y tirarme al suelo con mi hija a jugar.  

 

¿Estas nerviosa por el estreno? 

Estoy nerviosa porque el con las primera temporada tienes nervios, sí, pero ahora tengo más si cabe porque tienes un referente. Si con el primer capítulo haces tres millones pues está muy bien, ahora, si haces tres millones no sé si está tan bien porque terminamos la serie con 4,6 millones y eso te crea un 'come come' por dentro. A ver si va a estar la gente ahí… Yo, si te digo la verdad, he estado oyendo todo el verano hablar de 'Velvet'. La gente no ha parado de preguntarme por cuándo empezaba.

 

¿Harás algo especial la noche del estreno? 

David tiene firma de discos en Barcelona y yo tengo un 'evento', pero iré al photocall y corriendo me volveré a casa a verlo. Así, sin estrés.  

 

¿Te gusta verte en la pantalla? 

Si, y eso que soy muy crítica conmigo misma, pero con 'Velvet' he conseguido verme como espectadora. He logrado no obsesionarme. El momento en que yo me llego a emocionar conmigo misma significa que me he ido de mí. Porque para criticarme soy única en plató… Aunque tampoco soy una actriz muy metódica. Debo de ser de las pocas actrices que no piden verse después de terminar una escena. 

 

¿Y doblada al italiano te has visto? 

Uy me encanta. Adoro Italia y me encanta el idioma. Tengo un vínculo muy fuerte con Italia. 

 

Y cuando ves 'Velvet', ¿lo haces con Daniella? 

No, ella no tiene edad para ver 'Velvet'. Mi hija está en punto que todavía no lo entiende.  

 

¿Por? 

Porque me ve sufrir y llorar, que anda que no he sufrido y no he llorado yo en 'Velvet', y le crea malestar.  

 

¿No pide verte en la tele? 

Es muy pasota. Con el trabajo de su padre y de su madre es muy pasota. Ella está con su mundo.  

 

¿No le ves maneras de actriz o de cantante? 

Va a clases de teatro. Empezó el año pasado con Marta Valverde que, como está como una regadera, se lo pasa pipa. Le digo a Marta que le dé caña, no porque quiera que sea una estupenda actriz, sino porque si se empieza algo es para hacerlo, no para hacer el tonto. Se va a trabajar y no a jugar.  

 

¿Eres muy estricta? 

En ese sentido sí, le digo que si empieza algo hay que llevarlo hacia adelante. Mira, el año pasado vio a su padre tocar la guitarra y dijo que quería tocar la guitarra. Le compramos una guitarra y a las tres clases vio que no se le daba muy bien y quiso desconectar. Yo le dije, este curso lo vas a terminar porque ya hemos comprado la guitarra y porque hay que ser más constante y coherente con lo que se quiere y ¿sabes qué? Que ha vuelto a apuntarse otra vez. 

 

Volviendo a la serie, ¿ves tu personaje con una mayor proyección?  

Sí, me gusta más a donde va esta temporada porque tiene más responsabilidad y eso la hace tener voz y voto, ya es una mujer con un par bien puestos y se puede enfrentar a Alberto a nivel profesional, aunque él sea el director, pero la tiene que escuchar y que tener en cuenta. Tendrán discusiones y Ana demostrará que tiene mucho carácter. Que sabe dar un golpe en la mesa y dejarle a él con la palabra en la boca. Eso me encanta. Aunque sea todo un “me gustas, te quiero y como no puedo comerte al boca, por te grito”. Alberto y Ana empezarán discutiendo como dos compañeros de trabajo y acaban discutiendo como una pareja, es decir, con la confianza del que discute con la pareja.  

 

Y Carlos, el personaje de Peter Vives, ¿qué? 

De Carlos no sé si está enamorada, pero es su tabla de salvación, es el oasis en el desierto. A él le gusta ella, a ella le gusta él. Fue quien le devolvió la sonrisa. Eso es mucho, pero la espina de Alberto siempre está.  

 

¿Besa bien? 

Eh… es que me pones en un aprieto (risas) 

 

Di que nadie mejor que tu marido… 

Hombre claro, si digo que no, David estará contento, pero pobre Peter y si digo que sí, llego a casa y me echan la bronca (risas).

 

Tu eres una mujer que no deja a nadie indiferente, ¿sientes presión por aquello de ser una 'it girl'?  

Nunca la he sentido. Siempre he sido sincera en este asunto: yo me visto para mí misma, si gusta bien y si no, lo siento. Con quien tienes que estar bien es contigo misma. Ya lo he contado, pero para ir al instituto tardaba una hora en arreglarme. Nunca me he puesto lo primero que he cogido. Lo de ser una 'it girl' es algo que me han puesto otros, yo no me he sentido presionada porque nunca lo he fomentado ni lo he buscado. Es verdad que tengo un blog pero si lo tengo es porque muchas chicas escribían a las redacciones de las revistas preguntando qué llevaba puesto. Una amiga me dijo, 'tía, cuéntalo tú'. Y es lo que hago: contar lo que me pongo.  

 

¿Sigues tardando una hora para vestirte? 

Sí (risas) Y más. 

 

¿Y las críticas? 

Siempre pesan mas las positivas que las negativas. Con eso me quedo.