La reina Sofía era todavía princesa de Asturias cuando se vistió de gitana por primera y última vez de su vida. Era 1968 y la emérita empezaba y, a la vez, ponía fin a una tradición que podría haber supuesto un verdadero cisma político. 57 años más tarde, su nieta Victoria Federica se atreve a cruzar la delgada línea de lo protocolario.
La hija de la infanta Elena no es Familia Real, pero sí forma parte de la familia del Rey. Parece lo mismo, pero no lo es. No cumple con funciones institucionales, pero sí que, de cierto modo, su cara representa a la Corona. No de forma oficial, pero sí oficiosa. Es decir, el vínculo real siempre prevalece y, cada una de sus decisiones, quiera o no, afectan a sus tíos, Reyes de España.
Por lo tanto, lucir una imagen impecable es obligado. Victoria Federica jamás puede olvidar a su estirpe familiar y, aunque quiera desmarcarse de la misma, marcando su propio camino, el peso del apellido siempre está ahí. ¿Esto significa que a ella se le apliquen las mismas reglas de protocolo que al resto? Lo cierto es que Victoria Federica, como hija de infanta, puede vivir mucho más relajada en cuanto a las estrictas reglas a las que sus primas están sujetas, pero, aun así, debe equilibrar en esta balanza imposible no realizar gestos ni comportamientos que pudieran molestar a la Corona. Una verdadera misión imposible.
Por qué Letizia no se viste de flamenca
Como imposible sería para su tía Letizia vestirse de flamenca y no ‘hacer de menos’ al resto de trajes regionales. Y por eso no lo hace. María José Verdú, experta en etiqueta, nos explicó que, aunque no hay ninguna norma de protocolo que indique que no se puede vestir con el favorecedor traje popularizado por las gitanas que acudían a las ferias de ganado a finales del siglo XIX, la Reina no lo hace para no establecer diferencias.
“Si se vistiese de flamenca, también lo debería hacer de otros trajes regionales”, nos indica. Esta sería una manera más de no ejercer preferencias entre lugares, garantizando “una neutralidad de la Corona”, nos contó Verdú.
Quizás por eso, cuando Juan Carlos asumió la jefatura del Estado, la reina Sofía guardó los volantes y la peineta hasta más ver en el fondo de su armario. Nunca más la volvimos a ver vestida con look flamenco. Cosa distinta ocurrió con su hija Elena.
Victoria sigue el ejemplo de su madre
La mayor de las infantas y madre de Victoria Federica siempre ha sido una enamorada de todo lo que huela a tradición cañí. La rama Borbona, debe de ser. Adora los toros, se pierde por una flamenca y sí, también le gustan las romerías. Hace años, cuando solo era una niña, la revista Lecturas nos la mostró a grupa de su caballo, con sus medallas correspondientes de la Virgen del Rocío, sombrero cordobés y vestidazo de lunares. El pack completo. La hija de Juan Carlos visitó la ermita, siguiendo la tradición folclórica y apegada a las costumbres de los demás rocieros.
Archivo Lecturas
Cuando Elena cruzó las marismas nadie se llevó las manos a la cabeza ni, por supuesto, pidió que se vistiera de fallera en las siguientes Fallas. Tal y como contó Verdú “era otro contexto social”. Ahora, sabiendo que Letizia y, por tanto, sus hijas no hacen esta distinción con la feria andaluza, uno podría preguntarse si esta norma no explícita también se le aplica a la sobrina del Rey.
Lo cierto es que no. Victoria Federica, al igual que su madre, su abuelo y su bisabuela, siempre ha sido una enamorada del folclore sevillano; por lo que no resulta llamativo que, puntual, cada año, visite la Feria de Abril. Además, lo suele hacer o bien vestida de gitana, o bien de corto, mostrando otra cara mucho más ‘genderless’ de las propuestas que se ven por el Real.
Además, teniendo en cuenta cómo Victoria Federica está gestionando su carrera profesional, ella está más cerca de Lola Lolita que su prima Leonor. La hija de Elena ha abrazado, sin remordimientos, la fama; ha contratado los servicios de una agencia de representación de influencers, ha participado en ‘El Desafío’ y, además, protagoniza campañas de moda. Con cada una de estas decisiones, la hermana Felipe Juan Froilán se desmarca de las rígidas normas que rodean a su familia y reclama, de manera orgullosa, su manera de presentarse al mundo. Y ese look de flamenca tan solo es una muestra más de esto mismo.