Una es Reina hasta que se meten con su físico. Y cuando alguien lo hace, como le pasó a Letizia hace tan solo 3 años, una se tiene que quitar la corona (figurada) y poner límites. ¿Acaso no hemos aprendido que de los cuerpos ajenos no se habla? Y esto se aplica a todos, realeza incluida.
Hace tres años, en su habitual paseo por la Feria del Libro, la reina Letizia tuvo que escuchar como un grupo de mujeres, a las que no les bastó con el clásico “¡es más guapa en persona!”, opinaron de su afición a lucir sus canas naturales.
Una de estas espontáneas, tras saludar a la consorte y, bien venida arriba, al verla tan cerca, le espetó “Letizia, deberías teñirte las canas. Las canas te hacen mayor”. Entre el primero y el segundo comentario trascurrieron unos segundos, y la señora, al ver que su recomendación había pasado inadvertida por la consorte, volvió a insistir.
La tajante respuesta de Letizia
Letizia lo había oído perfectamente la primera vez, tan solo que había decidido obviarla. Pero, cuando la otra volvió a insistir, no se calló más y, saltándose todos los protocolos, le contestó: “que sí, señora, pero que lea usted”.
Gtres
La Reina es directa. Como la buena comunicadora que es, sabe que no conviene dar rodeos y conoce, a la perfección, qué palabras emplear para decir mucho empleando muy pocas de estas. Tan solo las correctas, las adecuadas.
Ese “que sí, señora” denota el hastío de Letizia, cansada de tener que estar escuchando impertinencias sobre su aspecto. Le da la razón, sin faltarle al respecto, pero deja muy claro que está harta del comentario de marras. Remata su contestación con el “pero que lea usted”, que devuelve la atención a lo que ese día le ocupaba: promocionar la Feria del Libro, dejando fuera lo que no importa, en ese caso, la sesión de peluquería.
Un salto de protocolo que nos indica realmente cómo es la Reina
Hablamos mucho de la corrección de nuestra Reina, de lo medidos que están sus gestos; por lo que, cuando se dan estos saltos de protocolo, resultan tan llamativos. Pero, en ocasiones, Letizia no puede evitar ser, sencillamente, ella misma y esa contestación, frente a lo que quizás habrían hecho sus homólogas europeas, la define a la perfección. Irónica, con fortaleza y devolviendo el centro a lo que de verdad importa.
Siempre se ha caracterizado por saber marcar límites. De hecho, cuando la conocimos como prometida de Felipe, no se conformó con la interrupción que le hacía su entonces futuro marido y le pedía, por favor, que no la interrumpiera y la dejara acabar.
El carácter de Letizia ha sido analizado en infinidad de ocasiones puesto que a la consorte le cuesta disimular sus emociones y reacciones, de ahí que, en algunas ocasiones sea, nunca mejor dicho, como un libro abierto y esta ocasión en el parque de El Retiro fue una de ellas.