Qué es la “metáfora de la ventana” y por qué puede explicar la mente del abuelo que mató a sus nietos en Huétor Tájar

Al parecer, el hombre de 72 años sufría un trauma por la reciente pérdida de su hija y su mujer de las que, inevitablemente, se sentía culpable

Alicia Alarcón
Alicia Alarcón

Redactora digital de Lecturas

Guardia Civil Huétor Tájar
Europa Press

Huétor Tájar está de luto y en shock por la pérdida de tres miembros de una familia de la localidad granadina. Un hombre de 72 años se atrincheró el pasado lunes con sus dos nietos y acabó con la vida de ambos en la vivienda. Instantes después, cuando la Guardia Civil entró en el domicilio, Pepe se quitó la vida. Ante el trágico suceso, muchos se preguntan cómo pudo un hombre aparentemente normal cometer tal crimen. Según la periodista Carmen Corazzini, la "metáfora de la ventana" explicaría su comportamiento.

Una explicación psicológica para el origen del crimen

El trágico suceso que ha tenido lugar en Huétor Tájar, localidad de Granada, ha dejado en shock al pueblo entero. Un hombre 72 años se atrincheró con sus dos nietos menores de edad en su casa ubicada en la calle Alfredo Nobel. Después, asesinó a los dos niños y cuando la Guardia Civil entró en el domicilio se quitó la vida. Tal y como ha trascendido, Pepe se atrincheró en la vivienda con los dos menores tras mantener una discusión con su yerno. De hecho, fue el propio padre de los niños quien alertó a la Guardia Civil de las amenazas del abuelo quien, además, poseía un arma de fuego. Los vecinos de la localidad siguen si creer lo que ha ocurrido. Al parecer, tal y como cuentan, Pepe era un hombre alegre, tranquilo y normal. De hecho, adoraba a sus nietos y se hacía cargo de ellos en muchas ocasiones. Nadie puede saber qué pensamientos corrieron por la cabeza del hombre para cometer tal crimen, aunque todo apunta a un trauma como posible explicación del asesinato.

El 19 de marzo, el hombre viajaba en un turismo junto a su mujer, su hija y los dos nietos cuando tuvieron un accidente en la carretera GR-4407, en Loja (Granada). Como consecuencia, su hija falleció en el accidente, mientras que el resto resultaron heridos. Según ha detallado a Europa Press el alcalde de Huétor Tájar, Fernando Delgado, días después fallecía también, a resultas de los traumatismos sufridos, la esposa del anciano y abuela de los menores. Sin duda alguna, nadie sabría como sobre sobrellevar un accidente de esta trágica magnitud. De hecho, este suceso cambió por completo la vida de la familia. Al parecer, Pepe había cargado desde entonces con la culpa de la muerte de su hija. Tal y como ha trascendido, el hombre sufría de depresión y recibía tratamiento psicológico. Según cuentan los vecinos, Pepe no volvió a ser el mismo tras lo sucedido. Además, tal y como ha informado ‘Antena3 Noticias’, sus allegados aseguran que había manifestado en más de una ocasión que su vida ya no tenía sentido y que se marcharía, pero que no lo haría solo.

El desenlace de un trauma

Todos los inicios señalan que Pepe sufría algún tipo de trauma por la reciente pérdida de su hija y su mujer de las que, inevitablemente, se sentía culpable. Para entender la reacción humana ante un evento traumático de tal calibre la periodista Carmen Corazzini utiliza la "metáfora de la ventana". Es un concepto que ha desarrollado el psiquiatra Dan Siegel, miembro de la Facultad de Medicina de UCLA. Esta metáfora se desarrolla en torno a una ventana imaginaria a la que se accede tras un suceso impactante. Tal y como explica, en un extremo (la zona de la hiperactivación) aparecen sentimientos como la agresividad, ira, manía y autojuicio. En consecuencia, provoca comportamientos fuera de control que destruye relaciones, actúa de manera caótica y produce un descontrol emocional. En el otro extremo de la ventana aparecen sentimientos como la tristeza, depresión, impotencia, confición y desconexión y, en general, provoca un estado de paralización inminente. Los pensamientos que se desarrollan en cualquiera de los dos extremos pueden llevarnos a actuar de manera impulsiva, irracional y peligrosa.

Para evitar que esto ocurra y hacer frente a este tipo de situaciones traumáticas, lo ideal es situarse entre las dos ventanas con el fin de encontrar el equilibrio y no caer en ninguno de los extremos. Es decir, en la conocida como "ventana de la tolerancia". Al parecer, tras la muerte de su hija y de su mujer, la mente de Pepe oscilaba sin rumbo entre los dos extremos de la "ventana". Según la ciencia, es el resultado a una reacción química en la que parte del sistema límbico, que trabaja la respuesta al miedo, se altera. Para intentar defenderse ante situaciones dañinas, el cerebro genera una gran cantidad de adrenalina, cortisol y noradrenalina. Es por ello que, la amígdala se hipersensibilizan y todo puede provocar un funcionamiento incorrecto de los mecanismos biológicos y lógicos. Este proceso recibe el nombre de 'cascada química', tal y como lo señala la psicoterapeuta Joelle Mletis. La consecuencia más grande, ante el desajuste hormonal que provoca un gran impacto emocional, es un gran golpe en el sistema neurológico. Es entonces cuando colapsa el área encargada de regular la resolución de problemas y la toma de decisiones. Tal y como señala la periodista Carmen Corazzini en el diario '20minutos', "en fases emocionales tan graves es indispensable la ayuda, el seguimiento y la observación".

Al parecer, los pensamientos que vagaban por la mente de Pepe podrían haber estallado cuando entró en disputa con su yerno, cuyas discusiones eran bastante habituales. Según cuentan los vecinos de Huétor Tájar, el padre de los niños no dejaba a Pepe ver apenas a sus nietos. Esta decisión que quizá fue por miedo pudo llevar a Pepe a colapsar y tomar la peor de las decisiones. Tal y como ha trascendido, durante su etapa en depresión, el hombre de 72 años habló en varias ocasiones sobre quitarse la vida. Muchos se preguntan ahora cómo fue posible que una persona con tales condiciones, dichas amenazas y bajo tratamiento psiquiátrico tuviera un arma de fuego en su poder. De hecho, existen regulaciones sobre las licencias de armas que prohíbe su uso a personas con trastornos de ansiedad o depresión. En cualquier caso, la reacción del hombre de 72 años ante la situación no es habitual. Las teorías volcadas sobre el homicidio de los menores sujeta también un posible brote psicótico.

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