Estefanía de Mónaco (60 años): “Ya no le veo sentido a hablar de mí. A partir de ahora, aspiro a algo más. Es hora de jubilarme”

La hermana menor de Carolina y Alberto de Mónaco, tras haber alcanzado los 60 años, ha tomado una contundente decisión sobre su futuro profesional. “Me lo merezco”, resuelve de lo más tranquila

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Estefanía de Mónaco, tantas veces apodada la princesa rebelde, ha dado un complicadísimo paso adelante que implica renunciar a la mayor parte de sus obligaciones para con el principado. Aunque, advierte, hará excepciones.

La princesa monegasca, en una conversación con el medio francés ‘Point de veu’, ha declarado que, a su 60 años, no pretende seguir acaparando ni el foco ni los titulares. “Ya no le veo sentido a hablar de mí. Eso nunca ha sido lo mío. Tengo 60 años, siento que he dado suficiente y, sobre todo, he dicho todo lo que tenía que decir”, ha confesado, dejando en evidencia el agotamiento que arrastra. 

No le falta razón. Estefanía lleva seis décadas en el candelero. Primero por ser la hija pequeña de los príncipes Rainiero y Grace, después por ir junto a su madre cuando el coche en el que falleció perdió el control, después por quererse dedicar a la música, por sus polémicos amores, por trabajar en el circo y por mil escándalos más. Es normal que la hermana de Carolina esté agotada. Su vida equivale a 10 de cualquier otra persona. 

"Me merezco la jubilación"

Sin embargo, de un tiempo a esta parte; la menor de los tres hijos de Rainiero lleva una vida de lo más sencilla en el principado. Nunca le ha gustado la ostentación y empieza a estar aburrida de ser la protagonista de aquellos actos institucionales que cuentan con ella. Ahora es abuela y desea dejar paso a sus hijos y a sus sobrinos en las tareas de representación de Mónaco. 

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“A partir de ahora, aspiro a algo más”, revela, de lo más decidida, al medio francés. “Es hora de jubilarme. Me lo merezco”. No hay más que hablar. La decisión está más que tomada y pensada. Ahora solo le toca ponerla en práctica. 

Estefanía cumplió 60 años el pasado 1 de febrero, y se jubila de manera anticipada. No es común entre la realeza y menos aún cuando la princesa no tiene la agenda repleta de actos. Pero, aunque sean pocos, ya le resultan una abrumadora multitud. ¿Que no es lo normal? No. ¿Que tiene todo el sentido que una royal tan poco prototípica como ella lo haga? Sí. Una vez más, la princesa rebelde vuelve a demostrar que tiene una manera única de hacer las cosas y que no teme tomar según qué decisiones por muy poco populares que estas sean. 

Una excepción a su retiro

Sin embargo, como ya decimos, Estefanía establece una excepción: “Siempre estaré presente para hablar del VIH y de las batallas todavía pendientes”. La hermana de Alberto y Carolina siempre se ha mostrado muy cercana y comprometida con la lucha contra el sida, una enfermedad, que, durante los años 90 se llevó por delante a no pocos amigos suyos y que, a día de hoy, sigue siendo motivo de absoluta preocupación en algunos países de África. 

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El pasado 4 de junio, Estefanía, acompañada por su hija Camille Gottlieb, visitaron la residencia Maison de Vie, en Carpentras, un lugar que ella misma inauguró hace 15 años y que, desde entonces, alberga a numerosos enfermos de sida a los que ayudan de manera desinteresada. “Me siento viva y es gracias a la princesa”, le decía una de las actuales residentes del centro, que manifestó a la hija de Grace su absoluta admiración y agradecimiento por haber hecho más fácil su vida gracias a iniciativas como esta. 

Que Estefanía fuera acompañada de su hija Camille no fue una casualidad. La princesa considera que sus vástagos ya están lo suficientemente preparados para tomar ellos el control de todas las iniciativas que creo su progenitora, así que está feliz (y orgullosa) de cederles el testigo.