Imagina que, súbitamente, un miedo inconcreto te paraliza, no puedes moverte, tu corazón se dispara y te cuesta respirar. No hay una amenaza externa, sin embargo, tiemblas, sudas y crees que puedes morir. Así dicen sentirse quienes han experimentado un ataque de ansiedad o pánico, un episodio que dura unos 20 minutos, puede repetirse en el tiempo y, la primera vez que sucede, suele acabar con el paciente en urgencias y, muy probablemente, con una receta de ansiolíticos como tratamiento y sentimiento de incredulidad: ¿es posible que unos síntomas tan intensos tengan origen psicológico, se deban al miedo?

Por qué sucede
La ansiedad, como explica el psiquiatra del Hospital del Mar de Barcelona, Juan Castaño, puede ser una respuesta lógica ante una situación dura o estresante. El problema es que, a veces, aquello que angustia no es tan evidente (llegar a fin de mes, el estrés laboral, la incertidumbre…) y va minando poco a poco a la persona, hasta que un día, de repente, el miedo se desborda de la forma más exagerada. "Y a los síntomas físicos se añade una sensación de irrealidad y despersonalización, como si se estuviera separado de uno mismo; con miedo a perder el control, enloquecer o morir".

Cómo actuar
Aunque pueda sonar obvio debemos calmarnos, "recuperar el control de los pensamientos, pues la actitud puede influir positivamente en las manifestaciones clínicas de la ansiedad". El doctor Castaño ofrece algunos consejos para actuar ante uno de estos episodios:

  • Trae a tu mente un pensamiento o recuerdo agradable: un paisaje, un recuerdo de la infancia, la imagen de un ser querido… Harás que tu mente se distraiga y no se concentre solo en lo que está ocurriendo.
  • Repite frases tranquilizadoras que te ayuden: "esto también pasará", "sabes que esto no dura así siempre", "es mi angustia, que quiere salir"…
  • ‘La técnica del globo’: busca un lugar tranquilo y ventilado, y respira con el abdomen, lenta y profundamente, imaginando que es un globo que se hincha y se deshincha muy lentamente.

¿Respirar en una bolsa?
Seguro que lo has visto en alguna película. ¿En qué nos puede ayudar? Este gesto, explica el psiquiatra Juan Castaño, puede ser útil. "La ansiedad suele aumentar la frecuencia respiratoria (hiperventilas), lo que hace bajar el CO2 de la sangre. Esto puede ocasionar mareos, confusión, incluso parálisis temporal. Por eso, al respirar en una bolsa cerrada, el propio aire espirado en un tiempo prudencial (alternado con bocanadas de aire ‘puro’ y sin tapar toda la cabeza), permite que no baje tanto el CO2 de la sangre y suaviza los síntomas”.

Descartar el infarto
Según el médico de familia Francisco Marín es difícil que la propia persona sepa diferenciarlo, pues lo siente de la misma forma. "A toda persona que acude a urgencias con una crisis de ansiedad con dolor opresivo en el pecho se le hace un electrocardiograma". Tras descartar las causas físicas, el doctor Marín explica que se tendrán en cuenta otros síntomas de origen psicológico –insomnio, pérdida de apetito, apatía, clinofilia (ganas de echarse en la cama y aislarse)...– para saber si se trata realmente de un caso de ansiedad.

Tras la tempestad...
...vuelve la calma, pero es importante reconocer que existe un problema de fondo que conviene tratar. El doctor Juan Castaño insiste en la importancia de llevar una vida tranquila y buscar ayuda psicológica si es necesario.