Precisamente por estar más 'desprotegida', la piel seca envejece de forma acelerada. El principal problema es la aparición prematura de líneas finas y sobre todo, arrugas de expresión, provocadas por los movimientos repetitivos de los músculos perioculares y peribucales.

Limpieza e hidratación

La higiene se debe realizar con productos que hidraten y repongan los lípidos. La mejor opción es la leche limpiadora, sin aclarado. Después, aplica una hidratante (crema o sérum más crema) al menos 2 veces al día con el fin de restaurar el manto protector de la piel.

  • En pieles muy, muy secas. Si es tu caso, sustituye el sérum por un aceite para el rostro. Elige uno 100% natural, sin parafina o siliconas, que ocluyen la piel. Aplicado mañana y noche, te aportará nutrición extra.

  • Para pieles más maduras. Si también la tuya lo es, o además de seca está muy castigada, usa cremas con retinol, el activo más eficaz para las patas de gallo; y recurre a fitoestrógenos (isoflavonas de soja, iris): estimulan el colágeno y reducen el fotoenvejecimiento (por el sol).

  • Activos imprescindibles para ti. Hidratantes (urea, ácido hialurónico), nutritivos (aceites y mantecas vegetales), los que refuerzan el manto hidrolipídico (ceramidas, liposomas), y antioxidantes (vitamina E) contra los radicales libres.
  • Tu aliada perfectapara lograr la máxima hidratación: la mascarilla. Búscala intensiva (en crema, velo de colágeno...), y aplícala una vez cada 7 o 10 días. Aportan al instante un extra de nutrientes y dan flexibilidad y confort a la piel.

Buenos hábitos diarios que frenan la sequedad

Síguelos y también notarás la diferencia.

  • Date duchas y baños cortos. Usa geles hipoalergénicos o especiales para pieles secas y reduce el tiempo de contacto con el agua caliente, que elimina el factor natural de hidratación de la propia piel, provocando que se reseque.
  • Evita exponerte durante mucho tiempo al aire excesivamente caliente, frío o seco (radiador, ventilador, etc.), ya que altera el equilibrio de humedad de tu piel.
  • Hazte con un humidificador. Si tienes la piel muy seca, prueba a colocar uno en la zona de trabajo o en el dormitorio para evitar que la piel se deshidrate aún más.