Al corazón 'le pesa' la grasa abdominal

Está tan vinculado el tamaño de la cintura con el corazón que incluso se ha cuantificado cuánto sufre de más este órgano a medida que se ganan tallas. En concreto, se sabe que si la cintura supera más de 14 centímetros la medida recomendada (88 centímetros en el caso de las mujeres y 102 cm en los hombres) el riesgo coronario aumenta un 40% y ocurre porque esta grasa va afectando al corazón lentamente y desde varios frentes.
La tensión suele subir. Cuantos más kilos sobran más riesgo hay de tener hipertensión, pero un estudio de la American Dietetic Society advierte que la predispocisión aumenta, más que con el peso, con el mayor perímetro de cintura.
Más riesgo de diabetes. La grasa visceral (la que se acumula alrededor de los órganos del abdomen) libera al torrente sanguíneo hormonas como la resistina, que disminuyen la capacidad que tiene la insulina de convertir la glucosa en energía. Se ha visto en ratones que aumenta el riesgo de padecer diabetes II y de sufrir cardiopatías.
El colesterol malo sube. Una de las consecuencias de almacenar demasiado tejido graso en el organismo es que aumenta el colesterol malo, lo que eleva el riesgo coronario. Y los estudios han demostrado que si esta grasa se almacena especialmente alrededor del estómago el riesgo es mayor.

A mayor cintura... más riesgo de desarrollar un tumor

La grasa del abdomen causa también cambios en la producción de las hormonas que, por un efecto en cadena, provocan que las células se descontrolen y empiecen a multiplicarse sin control formando tumores. Así, por ejemplo, se sabe que en la mujer puede interferir en la producción de estrógenos, lo que eleva el riesgo de padecer cáncer de mama o de útero.
Algunos en particular. Aparte del riesgo de cánceres hormonodependientes, se ha demostrado que un mayor perímetro abdominal eleva el riesgo de padecer otros tumores, como el de páncreas o el de colon. Ocurre porque acumular este tipo de grasa visceral promueve procesos de inflamación y oxidación celular.

Tu cerebro también acusa la presencia de un 'michelín'

Seguramente siempre que has intentado hacer dieta lo has hecho pensando en tu cuerpo, pero lo que quizá no sepas es que librarte de unos pocos quilos (sobre todo de los que se acumulan en la zona central del cuerpo) repercute también sobre el cerebro y el estado de ánimo.
Problemas de memoria. Se ha demostrado que las personas con más grasa abdominal tienen más problemas para recordar. Otros estudios, (aunque todavía no se ha podido probar) sugieren que esta misma grasa podría favorecer el desarrollo de alzheimer.
Tendencia a la depresión. Del mismo modo, la grasa visceral potencia la producción de hormonas que favorecen la ansiedad y a la vez hace que segregues menos endorfinas, que son las que generan bienestar.

Los huesos pierden calcio por culpa de la 'tripita'

A las células grasas que se acumulan en el abdomen se les atribuye otra capacidad muy poco amable con el organismo: al parecer, son capaces de robarle el calcio a los huesos. Por otro lado, se sabe que estos se renuevan gracias a la acción de dos tipos distintos decélulas (los osteoclastos y los osteoblastos) y que la obesidad abdominal puede frenar la función de estas células.
Más riesgo de fractura. El debilitamiento de los huesos incrementa el riesgo de sufrir, a corto plazo, algún tipo de fractura ósea y, con el paso de los años, de desarrollar osteoporosis. Los científicos aseguran que perder el 10% del peso sobrante ya repercute en una mejora de la masa ósea. Ten en cuenta, no obstante, que estar por debajo del peso se vincula igualmente con una mayor fragilidad ósea.

Además... el hígado también se altera

La grasa puede llegar a invadir el hígado y dañarlo. Se sabe que las personas con mayor perímetro abdominal tienen más riesgo de acumular también grasa alrededor del hígado e invadir sus células causando hígado graso. La enfermedad provoca que este órgano vital deje de trabajar correctamente.
Hay más riesgo de que se formen piedras en la vesícula biliar. Tener demasiada grasa alrededor del abdomen facilita a la vez quese formen cálculos (piedras) en la vesícula biliar, un pequeño órgano bajo el hígado que almacena la bilis. Si estos cálculos se acumulan en los conductos biliares el órgano incluso se puede infectar.