Cómo envejece

Pierde color: poco a poco se va apagando y también aparecen las canas. Ambas cosas son consecuencia de la pérdida progresiva de melanina, el pigmento natural de la piel y el cabello.

Se vuelve más áspero: este cambio de textura se debe a que la fabricación del sebo que lo protege también se va reduciendo. La falta de brillo y el encrespamiento hacen acto de presencia porque las cutículas se rompen y se levantan. La falta de sebo también hace que se vuelva rígido y quebradizo.

Se ve más fino: las células que fabrican el pelo de la raíz va generando cadad vez menos queratina, por lo que los cabellos van perdiendo su grosor. La densidad y el volumen, así como la elasticidad, también se reducen.

Actúa ya

Retrasar todo lo que acabamos de contarte es posible. Así debes proceder a cada edad.

A los 30 años. Empieza a lavarte el pelo con menor frecuencia. Piensa que su raíz está fabricando menos sebo que antes y, por tanto, se mantiene limpio durante más tiempo. No te apliques solo acondicionador, tu cabello necesita también ahora una mascarilla por lo menos una vez a la semana. Ante la aparición de las primeras canas, no recurras enseguida al tinte. Empieza con unas ligeras mechas. Si no es suficiente para disimularlas, usa baños de color.

A los 40 años. Lo que necesita ahora tu melena es un extra de nutrición. Así que utiliza champús que incluyan aceites (es especialmente recomendable el de argán). Si empiezas a notarlo más fino de lo habitual, busca champús voluminizadores. Ten en cuenta que cuanto más secador y plancha utilices, más frágil y sin brillo se verá tu pelo. Usa tintes sin amoníaco y con aceites, menos agresivos.

Pasados los 50. Tu melena requiere más nutrientes y vitaminas que antes. Busca productos que las contengan y recurre a ampollas regeneradoras si notas que tu pelo ha perdido algo de densidad: puedes hacer tratamientos intensivos de tres meses de vez en cuando o aplicarte 2 ampollas semanales durante todo el año. Por otro lado, traspasada la barrera de los 50 no conviene arriesgar con el color. Lo mejor es moverte solo dos tonos arriba o abajo de tu tono natural. Si te lo tiñes demasiado oscuro, endureces tus facciones y eso da un aspecto envejecido; en cambio, si lo aclaras, el rostro se apaga. En general, a esta edad sienta mejor el pelo algo más corto.