1. Las nuevas obligaciones de los fabricantes

Se aumenta el tamaño de la letra en las etiquetas, se han de destacar los alérgenos (leche, huevo...) e incluir la cantidad por 100 g de cada nutriente y el % que representa de la cantidad diaria recomendada. También el tipo de aceite usado, la cantidad de sal (no de sodio) y el origen de las carnes, pescados, aves de corral, frutas, verduras...

2. La tabla de composición y el valor nutricional

La tabla de composición es la lista de ingredientes, que aparecen en orden decreciente: los primeros son los que están en mayor cantidad. La información nutricional, en cambio, especifica los gramos de grasa, hidratos de carbono, proteínas, azúcares o sal contenidos en 100 g de producto (cuidado, no es lo mismo que una ración).

3. Ojo con la letra 'mini' y la frase 'exceso de'

Los ingredientes menos saludables pueden aparecer en letras muy pequeñas. Aunque la nueva normativa obliga a que sean más grandes, algunos envases antiguos seguirán unos meses en el mercado. También debe constar la frase 'exceso de...' cuando un alimento tiene un alto contenido de calorías, grasas saturadas o sodio.

4. Cómo saber si contiene demasiada sal

Sal, sodio, sacarina sódica, ascorbato sódico... Sea cual sea el término usado, su proporción será baja si lees que es menos del "5% del VD" (valor diario recomendado); si llega al "20% del VD", hay demasiada sal. Descarta los productos que contienen más de 1,25 g de sodio por 100 g; es mejor optar por los bajos en sal, por debajo de 0,25 g.

5. A partir de qué cantidad es rico en fibra

Las 'trampas lingüísticas' también están presentes tratándose del contenido en fibra. Un producto será rico en fibra si iguala o supera los 5 g o más (recuerda no consumir por encima de 35 g diarios). Si la etiqueta menciona 'rico en fibra' o 'buena fuente de fibra', es que lleva menos cantidad, entre 2,5 g y 4,9 g.

6. Las Cantidades Diarias Orientativas

Las CDO (GDA, por las siglas en inglés) indican la cantidad de energía y ciertos nutrientes que aporta una ración de un alimento respecto a nuestras necesidades diarias. Si lees, por ejemplo, que 100 g de un producto contienen 6,5 g de proteínas (8%), el 8 indicaría el porcentaje de proteínas respecto de la dosis diaria recomendada.

7. Cómo puedes saber si es de verdad light

Un producto se considera light o bajo en calorías cuando tiene un 30% menos de valor calórico que el producto original, lo que no quiere decir que sea ligero. Lee bien la etiqueta. Algunos fabricantes añaden más azúcares y carbohidratos para aumentar el sabor, con lo cual acaba siendo un producto poco recomendable.

8. Cuanto menos 'números E' más natural

Los E-100 (hasta E-199) son colorantes; los E-200 evitan hongos y bacterias y los E-300 (hasta E-399), que la grasa se estropee. La serie E-400 consigue que agua y grasas se mezclen. Los E-600 dan sabor y olor; y los 500 restan acidez y evitan grumos. Del E-900 al E-999 son edulcorantes (en productos light).

9. Qué significa 'nanomaterial artificial'

Se denominan así las estructuras minúsculas (nano) que se han creado específicamente para conseguir un sabor, un color, un olor o una textura especial. Todavía es raro encontrarlo, pero la nueva normativa obliga a que conste en el etiquetado pues no deja de ser una manipulación y se desconocen todos sus efectos.

10. Todas las grasas engordan, pero son diferentes

Si consta "libre de grasas trans" (unas de las más dañinas) no te relajes y pon especial atención en las grasas saturadas porque, a veces, se añaden más para compensar. La leyenda "sin grasa" se reserva para los productos con menos de 0,5 g. Y los "bajos en grasa" tienen 3 g o menos de grasa total. Son muy grasos si superan los 20 g.

Etiquetas semáforo, más fáciles de leer: huye del rojo

Las creó la Agencia Nacional de Alimentos de Inglaterra y pronto muchas marcas y países las aplicaron.

  • Muy visual. Su función es informar, de una manera visual y muy rápida –con colores– sobre el contenido nutricional de los alimentos y, en concreto, sobre aquellos nutrientes que pueden afectar más a nuestra salud.
  • Verde, amarillo y rojo. Cuando un nutriente aparece en color rojo, significa que su presencia en ese producto es alta respecto a lo que se recomienda tomar a diario; si el tono es amarillo, la cantidad es moderada; y, si es verde, debemos entender que el fabricante ha añadido poca cantidad de esa sustancia concreta.
  • Comer o no comer. Por lo tanto, y como si de un semáforo se tratase, el rojo o naranja te indican nutrientes que debes evitar (son poco saludables); en amarillo aparecen los que debes comer con moderación; y en verde los que no tienen restricción.
  • Por tu salud. Lógicamente, si un producto te indica en tono rojo que contiene grasas saturadas y tu colesterol es elevado, debes evitar tomar ese alimento; y lo mismo si se trata de sal y eres hipertenso; o de las calorías totales (a veces también aparecen) y tienes sobrepeso.