¿Estoy triste o es depresión?

Es normal tener días de melancolía o decaimiento, el problema es cuando son demasiados...

¿Estoy triste o es depresión?

Tus hijos se independizan, tu situación laboral ha cambiado, tienes que mudarte... Son algunas de las circunstancias que pueden hacerte psicológicamente más vulnerable. También hay otros desencadenantes de la tristeza que no son tan evidentes, pero igual de reales, como los cambios hormonales o la carencia de ciertos neurotransmisores. Sea como fuere, sentirse triste es una reacción lógica y, en cierto modo, necesaria. El problema es cuando esta tristeza se "prolonga en el tiempo porque el individuo no puede encontrar la forma de salir adelante".

Es depresión cuando...

Además de sentir tristeza de larga duración, la persona ve alterados su ciclo de sueño y su peso; pierde el interés por lo que antes le motivaba, tiene sentimientos de culpa, desazón...; se siente cansada, le cuesta tomar decisiones y prestar anteción... En estos casos llega el momento de buscar ayuda profesional.

Date permiso para sentir

Hay emociones que cuentan con mayor aceptación social. Por eso, sin darnos cuenta, nos sentimos 'obligadas' a ser resolutivas, ocurrentes, eficaces, felices... Y como la tristeza tiene mala prensa, cuando asoma, no le hacemos mucho caso, intentamos esquivarla, postergarla... Lo que puede empeorar la situación.

  • Interprétala. Mirar la tristeza de frente, reconocerla, es el paso previo para reconsiderar algunas de las circunstancias de nuestra vida que nos producen insatisfacción o malestar y modificarlas si es posible.
  • No te saltes etapas. La tristeza real y motivada necesita su proceso de superación. Hay que vivir el duelo en todas sus etapas y saltarse alguna de ellas o quererla cortar antes de tiempo puede ser la causa de quedarnos estancados en la tristeza.
  • Compártelo. Puedes establecer un diálogo interior o buscar a un interlocutor de tu confianza. Hablar sobre lo que te sucede te ayudará a quitarle peso y solemnidad. No te quedes con la idea de que te costará estar bien, todo cuenta: las experiencias nutren, y darte permiso para no estar contenta te ayudará a valorar los momentos en que sí lo estés.

5 hábitos sencillos para pensar en positivo

  • Aprende a mirar.  Es más fácil ver los defectos, quejarnos de lo que ha salido mal, criticar lo que no nos gusta... Pero también es contraproducente. Mira para descubrir la cara amable de las cosas, ver el vaso medio lleno es un ejercicio cotidiano altamente recomendable para superar los momentos de tristeza, aunque nos suponga un esfuerzo.
  • ...Y a soltar. ¿Cómo disfrutarás más una excursión, con una pesada mochila cargada de cosas inútiles o con una pequeña bolsa con tu cámara, una botella de agua y algún tentempié? Pues intenta aplicarlo a tu día a día, vacía tu mochila de resentimientos, ideas preconcebidas y pensamientos limitadores. Tu pasado no condicionará tu presente si no lo permites.
  • No te duelas. Ante las pequeñas pérdidas de cada día, puedes optar por permanecer en la queja o hacer una lectura positiva de lo acontecido. En lugar de dolerte por lo que has perdido, congratúlate por lo que tuviste mientras duró. En lugar de obsesionarte con que nunca más gozarás de lo que perdiste, piensa que estás más preparado para valorar lo que vendrá.
  • Comparte. El investigador John T. Cacioppo, director del Centro Cognitivo de Neurociencia Social de la Universidad de Chicago, asegura que la soledad es un factor de riesgo para la salud comparable con el hecho de fumar, sufrir hipertensión u obesidad. Por poco que puedas, comparte momentos con otras personas.
  • Y sonríe. ¿Por qué vamos siempre tan serios? Por qué no sonreír, aunque no haya un estímulo externo que nos lo provoque. Este simple gesto puede predisponerte al buen humor. Al fin y al cabo, la alegría es cuestión de actitud.

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