Si estás baja de ánimos, recurre a la música

El poder terapéutico de la música puede ayudarte a sentirte en calma y de mejor humor

Si estás baja de ánimos, recurre a la música

Es algo que brota de nuestro interior casi de forma innata, el bebé canturrea para tranquilizarse, nosotros le cantamos para que se duerma... Y es que, como ha demostrado la ciencia, cantar también eleva nuestros niveles de oxitocina, la hormona del amor, lo que se traduce en una sensación de confianza, bienestar, seguridad... Y si cantamos en grupo, este estado de bienestar se extiende a todos los participantes, fortaleciendo los lazos de unión.

Elige la que mejor 'te sienta'

Como en el caso de la dieta, la música también debe adecuarse a las características de cada individuo. Para que tenga efectos terapéuticos, cada uno debe elegir aquellas piezas que sean de su agrado, que le motiven, que le generen 'buenas vibraciones'. ¿Y cómo nos llega esta música?

A través del oído. El sistema auditivo convierte la información acústica en impulsos nerviosos que llegan a las distintas áreas del cerebro para su interpretación. Esta percepción origina una respuesta bioquímica que es modulada por nuestras características individuales (genética, vivencias, cultura...). Los estudios de neuroimágenes muestran que se crean nuevas conexiones neuronales, se modifican los niveles de neurotransmisores, se activan determinadas glándulas (hipotálamo) que afectan a la producción de hormonas... Lo que modifica nuestro estado de ánimo y nuestras capacidades cognitivas.
A través de la piel. La energía acústica también impacta en nuestro cuerpo y se propaga hacia nuestros tejidos, órganos, huesos y células, pudiendo incidir en sus procesos metabólicos.

Es fácil comprobar cómo nos influye la música si medimos nuestras pulsaciones y ritmo respiratorio. Si escuchamos durante 15 minutos una música dinámica (volumen alto, ritmo marcado, tempo elevado...), los valores se incrementan. En cambio, los parámetros descienden si la música es más tranquila (menor volumen, poco ritmo, tempo lento...). Y esta influencia también se percibe a nivel emocional, siempre dependiendo de nuestras vivencias anteriores, de nuestros recuerdos, de nuestro bagaje cultural...

Ponle banda sonora a tu vida y te sentirás mejor

Utilízala bien. Elige la música que mejor se adapta a lo que necesites en cada momento. No pongas piezas excesivamente rítmicas si te sientes nerviosa o estresada, por ejemplo. Si meditas o buscas relajarte, tu estado de calma será más profundo si eliges la música adecuada.
No dejes nunca de cantar. Ya lo dice la sabiduría popular: "Quien canta su mal espanta", además de subir tu estado de ánimo, puede ser de gran ayuda para calmarte si estás nerviosa.
Úsala para activarte. Un estudio de la Universidad de Ohio (EE. UU.) comparó el rendimiento de dos grupos similares de personas caminando: el que escuchaba música recorrió 6,4 km más, pues se sintió más estimulado y pudo 'distraer' la sensación de fatiga.
Bailar es un 'desestresante' de primera, por eso, pierde la vergüenza y libérate.
Disfruta también del silencio. No olvides que forma parte de la música. Durante esos periodos, nuestro corazón se relaja y el cerebro también puede crear nuevas conexiones neuronales.

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