Consumimos demasiada, incluso sin usar sal al cocinar, pues muchos alimentos la llevan añadida. Toma nota:

  • Los más salados. Ganan el pan, los embutidos, los lácteos y derivados, y los precocinados, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, 
  • Cuestión de marcas. La Fundación Española del Corazón (FEC) llama también la atención sobre los cubitos de caldo y sopas comerciales, las aceitunas (tomar 100 g en un aperitivo suponen unos 6 g de sal, más del tope diario recomendado por la OMS) o el kétchup. El  mismo producto aporta más o menos según la marca. Incluso un dulce cruasán de 100 g aporta más de 1 g de sal.
  • Fíjate en las etiquetas. Para saber cuánta sal tiene un producto, multiplica el sodio por 2,5 (1 g de sodio = 2,5 g de sal). En las etiquetas, los ingredientes se ordenan por cantidad, de más a menos: evita productos con el sodio arriba. La FEC aconseja no tomar alimentos con más de 0,5 g o 500 mg de sodio por 100 g.
  • Y ojo con las raciones. En una de copos de maíz inflados hay más sal que en 15 patatas chips. Tenlo en cuenta.

Logra una dieta menos salada

Con solo aderezar la pasta con queso emmental en lugar del típico parmesano ya reduces la sal. Porque el primero tiene la mitad de sodio que el segundo. Y como este 'truco' hay algunos más.

  • El agua. Pocos reparamos en que la embotellada también se comercializa baja en sodio. Elígela.
  • El pan. Aconsejarte comprarlo sin sal tiene poco de truco. Pero ten en cuenta dos cosas: que el gusto por la sal es adaptativo (hay sociedades primitivas, por ejemplo en Papúa Nueva Guinea, donde lo encuentran repulsivo) y que Williams James, padre de la psicología científica, estableció que bastan 21 días de repetición para consolidar un hábito, también alimentario. Por lo tanto, si tomas pan sin sal tres semanas, te acabará gustando.
  • Las especias. Y puestos a habituarte a nuevos gustos, úsalas en lugar de la sal.
  • Cocina al vapor. Es como los alimentos conservan más las sustancias que les dan sabor, lo que reduce la 'necesidad' de sal.
  • Evita los precocinados. Es mejor tener a mano tu propia comida congelada. Cocina para que te sobre. Y hierve tú las legumbres.
  • Apuesta por lo fresco. ¿Salmón ahumado o fresco? ¿Pechuga de pavo a la plancha o embutida? En lo que prepares en casa podrás controlar mejor la sal.
  • Los fármacos. Si es posible, no optes por las versiones efervescentes de ciertos medicamentos, pues llevan más sal.