1 Dedicar tiempo al ocio

A veces posponemos nuestras aficiones para el fin de semana o para los largos periodos de descanso –como las vacaciones de verano–, incluso hacemos planes para cuando nos jubilemos. Y mientras, dejamos que nuestro día a día se vea dominado solamente por las obligaciones. No obstante, sería conveniente reservar algunas horas de un día entre semana para dedicarlas a alguna actividad que nos guste (escuchar música, leer, bailar...) y que nos permita conectar con nosotros mismos. Ello nos sacará de la rutina y nos servirá de estímulo.

2 Practicar ejercicio

Alrededor de las ocho de la mañana tenemos nuestro pico máximo de secreción de adrenalina y cortisol, de manera que es posible que comencemos el día con un monto considerable de ansiedad. Una buena forma de utilizar ese plus adrenalínico es la actividad física. Realizar algún tipo de ejercicio por la mañana y al aire libre tiene efectos muy beneficiosos, incluso cuando el día permanezca muy nublado. Puede consistir en algo tan sencillo como una caminata vigorosa, que liberará una cantidad de sustancias químicas –como las endorfinas– que tenderán a mejorar francamente nuestro estado anímico.

3 Comer con tranquilidad

Si somos capaces de ordenar nuestra jornada adecuadamente y nos damos el suficiente tiempo para disfrutar de un almuerzo calmado, favoreceremos entonces una mayor producción de serotonina, que hará que nos sintamos más optimistas y amistosos.

4 Cuidar la alimentación

En los tomates, los plátanos o el chocolate se encuentra el triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina. Asimismo, un consumo adecuado de alimentos ricos en vitamina B –como los cereales integrales, la levadura de cerveza o la col– fortalece el sistema nervioso y nos ayuda a prevenir el trastorno afectivo estacional.

5 Hacer una siesta

Poco después del mediodía –hayamos comido o no–, se produce una disminución fisiológica de la capacidad de atención y de rendimiento intelectual. Siempre que sea posible, una breve siesta resultará reparadora. En cualquier caso, intentemos por lo menos no acelerar las exigencias y los requerimientos en esa hora del día.

6 Aprovechar la concentración

Para encarar temas complejos, es mejor hacerlo alrededor de las diez de la mañana o a las tres de la tarde, que son los momentos en que alcanzamos dos picos en nuestra capacidad de concentración. Sentiremos que nos enfrentamos al asunto con mayor facilidad y con un actitud más positiva.

7 Iluminar el puesto de trabajo

Un nivel de ruido inadecuado, una ventilación pobre o una iluminación deficiente en el puesto de trabajo, donde permanecemos muchas horas, son factores raramente tenidos en cuenta pero que influyen en nuestro estado anímico. Resulta imprescindible mejorar esas condiciones, manteniendo por ejemplo las persianas subidas, encendiendo todas las luces o ventilando el edificio.

8 Apoyarse en los demás

En los meses fríos nos apetece refugiarnos en casa y en nosotros mismos. Sin embargo, conviene que no nos olvidemos de cultivar las relaciones sociales. Mantener el contacto regular con amigos y familiares nos ayudará a evitar la melancolía y a desconectar de los pequeños problemas cotidianos.

9 Dormir bien

Si descansamos por la noche, nos levantaremos con el ánimo renovado. Así, también combatiremos la sensación de somnolencia diurna que suele producir la luz tenue de esta época. Es aconsejable cenar temprano y esperar un par de horas antes de ir a la cama. Dormir ocho horas y acostarnos y levantarnos a la misma hora nos ayudará a mantener y a regularizar los ritmos biológicos.