A partir de la primavera empiezan a entrarnos ganas de comer platos más ligeros, fresquitos y saludables , por eso las ensaladas tienen tanto éxito cuando el calor está apunto de llamar a la puerta. Una buena ensalada no tiene porque ser poca cosa, si escogemos bien los ingredientes podemos convertirla en una receta de lo más completa. Las legumbres son esenciales en nuestra dieta , según los expertos deberíamos consumirlas al menos tres veces a la semana con una ración de unos 100 gramos cada vez. Y los garbanzos nos dan la posibilidad de cocinarlos de mil formas diferentes y no cansarnos nunca. Por eso en nuestra ensalada serán el ingrediente estrella aunque van muy bien acompañados con verduras, brotes verdes y bonito del norte. Aunque los garbanzos en conserva no pueden faltar en la despensa para salir de un apuro y preparar una comida sana en poco tiempo, lo ideal es que los preparemos partiendo desde cero con los garbanzos en seco . Es mucho más fácil de lo que parece y solo necesitamos dejarlos en remojo toda la noche y luego hervirlos. Si nos organizamos bien, podemos hacer para toda la semana y la calidad es indiscutible. Empieza preparando los garbanzos la noche anterior. Solo tienes que ponerlos en un recipiente cubiertos con agua y dejarlos en remojo unas 12 horas. El día siguiente deshecha el agua, lávalos bien bajo el agua del grifo y escúrrelos. Pon a hervir una olla con agua a fuego fuerte. Cuando hierva añade los garbanzos, un puñado de sal y una hoja de laurel. Hierve 10 minutos a fuego fuerte, pasado este tiempo baja a fuego lento y cocina 1 hora y 20 minutos más. Los garbanzos quedarán firmes pero tiernos, el punto perfecto. Vierte todo el contenido de la olla en un escurridor. Deja que los garbanzos se escurran bien, espera a que se templen y resérvalos. Lava y corta los pimientos en trocitos muy pequeños desechando las semillas. Lava, pela y trocea también la zanahoria en trocitos pequeños o utiliza un rallador. Pon la lechuga y los brotes verdes en una fuente o en platos individuales. Reparte también los pimientos y la zanahoria. Coloca los garbanzos encima y el bonito del norte en trozos grandes, sin desmigarlo demasiado. Prepara la vinagreta en un bol. Pon un buen chorro de aceite, la mostaza y la miel. Añade un poco de sal y mezcla hasta emulsionar. Sirve el bol de la vinagreta al lado de la ensalada para que cada comensal se sirva a su gusto. Consejos para tu ensalada de garbanzos: Deshecha cualquier garbanzo que esté más oscuro de lo normal o roto. Puedes añadir un poco de quinoa o arroz para tener un plato aún más completo. Prepara los garbanzos cuando tengas tiempo y consérvalos cerrados en un tupper para utilizar durante la semana y tenerlos siempre a mano.