Mila Ximénez está en estado de gracia. La portada de esta semana con la Borrego, es un ejemplo más de lo gran entrevistadora que es. Teresa Campos abrió las puertas de su mansión a 'Lecturas'; sus amplios salones y el enorme jardín pintado con una nieve con ganas de irse, fueron el marco ideal para la vuelta de su hija Carmen a la actualidad. Teresa fue la anfitriona ideal. Plácida, seguía las evoluciones de su hija menor mientras ésta posaba ante nuestro fotógrafo. La perrita Lula seguía como una sombra a la gran Teresa, a carcajadas la cogía en brazos, orgullosa de lo zalamera que es su mascota. Todo fluía con ligereza hasta que llegó Mila Ximénez . Entonces una ternura infinita colapsó el ambiente. El reencuentro de las tres fue mágico. Las Campos y nuestra compañera no pudieron reprimir las lágrimas por la emoción de encontrarse, y el dolor por no poder abrazarse. ¡Asco de pandemia! Teresa se reunió con Mila unos minutos, cariñosa la invitaba a comer comida casera cualquier día.
La conversación entre Carmen y Mila es desgarradora. Sentadas en la cocina, la Borrego se abrió como una flor. La dureza de su testimonio -tras meses hundida por la última entrevista que nos concedió en la que decía que Rocío Carrasco no perdonaría a su hija- nos atrapa. Ha sufrido muchísimo. Los sentimientos que describe impresionan. Mila va ahondando en las emociones de la pequeña de las Campos, desvela lo sola que se ha sentido en los platós ante las exacerbadas críticas que ha recibido, y lo que ha echado de menos el cobijo público de su hermana Terelu. Hasta que angustiada, Carmen confiesa que está aterrorizada porque ha recibido amenazas de muerte. Así sin anestesia. Mientras su conmovedor testimonio nos dejaba con el corazón en un puño, Teresa jugaba a las cartas en un salón contiguo con Gustavo -su hombre de confianza-; cuando lea a su hija, sufrirá tanto como ella durante estos meses. ¡Menos mal que ya recuperada, Carmen nos promete que va a volver a ser la mujer guerrera que descubrimos hace tres años!
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