Aunque parezca mentira, creo que es preciso aclarar que Marta Peñate ha estado en dos concursos de telerrealidad. En dos mil dieciséis entró en Gran Hermano, y aunque por aquel entonces lo suyo no fue un camino de rosas, al menos logró llegar a la recta final y acabar el programa con dignidad. Hace poco la vimos enredando con tentadores y peleándose con su novio de toda la vida ante la mirada de millones de espectadores, y aquello fue mucho más digno que lo que estamos viendo de ella en La casa fuerte.
Marta ha ido con la intención de animar el cotarro, pero lo que ella no sabe es que hay una gran diferencia entre dinamizar y entre absorber por completo todas las tramas evitando cualquier ápice de naturalidad y de espontaneidad en el desarrollo de los contenidos. Sus lloros sin lagrimas y sus argumentos exagerados la están poniendo en el punto de mira. Su soberbia y su inmadurez están acabando con los seguidores que había heredado de realitys anteriores. Es curioso que la ex gran hermana se indigne tantísimo ante el calificativo de Pavón cuando ella se permite el lujo de insinuar que su compañera Samira ejerce la prostitución cada vez que quiere. Y es que lo de Marta no tiene defensa alguna y empieza a ser cansino. Lo mismo ocurre con Cristini, que ha pasado de favorita a villana en menos de una semana.
Cristini exige empatía y comprensión mientras narra episodios duros de su vida, pero luego no duda a la hora de machacar a una rival. Y lo hace sin despeinarse, haciendo uso de un juego sucio que huele cada vez peor. Es evidente que Samira no es ninguna santa, pero sus compañeras la están tratando de una manera cuanto menos censurable. No se dan cuenta que así solo conseguirán que su enemiga se meta a la audiencia en el bolsillo. En el fondo, la están haciendo un favor, y eso es de primero de reality. Es extraño que Marta, con tantas horas de telerrealidad a las espaldas, no se haya dado cuenta de algo tan básico. Es lo que tiene la arrogancia.
El final de la gala fue todo un castigo divino sufrido por Sonia Monroy, que salió nominada y tendrá que separarse de su pareja el próximo domingo. Es curioso que las que han propiciado esta situación sean las que hace una semana, junto a la propia Sonia, traicionaran a Maricielo Pajares en directo. Se llama Karma.
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