Hace unos días, Mikel Iturriaga, el Comidista, tuiteaba acerca de un artículo que hablaba sobre una dieta popularizada por la diva entre las divas, Beyoncé. Él, con su habitual socarronería, aseguraba que contenía todos los principios para “convertirte en idiota”. Leí el artículo de pe a pa, como os podéis imaginar. No necesitaba crítica mejor. Quería saber qué era eso que había enfurecido tanto al hermano del presentador de ‘Inocente, inocente’ y devoré el texto.
Se trataba de la dieta que han seguido numerosos famosos y que ha sido elaborada por Marco Borges, que ha puesto a plan a medio Hollywood, mientras el otro medio sigue viviendo a base de batidos verdes. ¿Qué tiene de excepcional esta dieta? Supuestamente, la rapidez con la que se pierde peso. Su creador proclama que fácilmente puedes bajar más de 10 kilos en tan solo 22 días. Una locura.
Lo que Borges pretende conseguir es modificar los genes. Ahí es nada. Esta afirmación que me suena potencialmente a sinopsis de película de ciencia ficción ha sido abrazada por personalidades ávidas por bajar de peso de forma rápida (¡ay, qué peligro conlleva la desesperación!). El dietista cree que basta con seguir esta forma de alimentación 22 días para inculcar un hábito y que ese hábito germine en ti y se convierta en una parte más de tu vida. Entonces, ¿en qué quedamos, que modifica genes o que modifica hábitos? Me quedo más tranquila si él mismo reconoce que lo que hace es generar una nueva rutina alimenticia, pues mutar genéticamente comiendo espinacas, por muy orgánicas que estas sean, no creo que vaya a ocurrir. ¿No os parecería a todos una locura si un día os dijera: si coméis muchas almendras os cambiará el color de los ojos? ¡Sería una burrada!
Y sobre los productos orgánicos tiene mucho que ver ‘The 22-Day Revolution’, que así es como se llama este reto. Borges te anima a que comas muchos vegetales (a eso te anima él y te animo yo) y que estos sean de cultivo ecológico. Se prohíben los alimentos procesados, así como el gluten y la soja. ¡Ay los peligros del gluten! Ya estaba esperando que salieran. Os recuerdo: el gluten solo es malo si eres intolerante, es decir, celiaco. Tampoco se puede comer nada de origen animal por lo que nos quedamos con las frutas, las verduras, los granos (enteros), cereales, legumbres y las semillas.
Este ‘gurú’ de la alimentación también habla de un tema muy de moda: la desintoxicación. Pareciera que todos estamos en la clínica Betty Ford curándonos de nuestras adicciones cuando se usa ese término, pero Borges hace referencia a los efectos que los alimentos ‘poco recomendados’ tienen sobre nuestro organismo. Como ya expliqué hace unos meses, gracias a la ayuda de la nutricionista Adriana Fernández Vidal, el cuerpo es tan estupendo que se ‘desintoxica’ solo. No necesita que empleemos brebajes ni fórmulas milagrosas para hacerlo. Ahorremos el dinero, y, sobre todo, no dejemos que cunda el pánico.
Esperad que aquí llega lo que realmente me parece mal y peligroso. Solo se puede comer tres veces al día, cuando está demostrado que lo mejor para el cuerpo es hacer 5 comidas al día, para no sentirte con más hambre que un perro chico y que cuando llegue la comida no arrases con todo como si fueras el huracán Sandy. Además, el dietista de Beyoncé asegura que no pasa nada si te vas a la cama sin comer, pues tal y como se lee en el texto publicado por El Confidencial “así ofreceremos además al cuerpo la capacidad de consumir las reservas de grasa acumuladas”. Por si fuera poco te anima a comer con moderación. ¿¿¿MODERACIÓN DE QUÉ??? ¡¡Si lo que propone es matarnos de hambre!!
La dieta se puede seguir a través de dos maneras: comprando el libro y haciendo en casa las recetas, o dos, comprando los menús ya elaborados, lo que vienen a ser unos 800 dólares al mes. Está claro que después de pagar ese dineral, no podrás comer nada más, aunque quieras. Tu bolsillo no te lo permitirá.
Después de ver en qué consiste de la ‘22-Day Revolution’ no creo que te vuelva idiota, no, creo que directamente acaba contigo.