Veo a una mujer que dice ser Winona Ryder en la nueva campaña cosmética de Marc Jacobs y a mí me entra preocupación. Preocupación porque no me puedo creer que esa que mira de reojo sea la Joe de ‘Mujercitas’ o la Lydia Deetz de ‘Bitelchús’. Me lo termino de creer porque leo el nombre y no sospecho que haya ninguna mano negra queriendo gastarme una broma pesada, pero me cuesta horrores reconocerla.

¿Qué le ha pasado a uno de los mitos de los años 90? ¿Se ha hecho un Meg Ryan? No nos pongamos dramáticos, tan solo es un efecto del temido Photoshop del que abusan las marcas en las campañas de belleza. Lo usan de una manera tan indiscriminada que las protagonistas acaban pareciendo cualquier persona menos ellas. Lo que hace que me pregunte, ¿no sería más baratito contratar a una mujer anónima? Que total, para convertirlas en cualquiera menos en ellas mismas, da lo mismo quién firme el contrato.

Y me surge este interrogante porque ya me he topado en otras ocasiones con lo que son capaces de hacer el tampón de clonar, los filtros y la varita mágica: se han cargado algunos de los rostros con más encanto del mundo de la moda, de la música o del cine. Y los casos más flagrantes se ven en publicidades que anuncian alguna marca cosmética.

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La reacción de Winona cuando se vio en la campaña de belleza de Marc Jacobs

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Ahora ha sido Winona, pero hace unos años fueron Beyoncé, Zooey Deschanel o Demi Moore. A la primera directamente es que le cambiaron la raza. A veces, algunas marcas tienen una obsesión tremenda por ‘emblanquecer’ a la gente. Si nos ponéis a Beyoncé blanca, seguirá siendo una tipa de bandera, pero, sencillamente, no será Beyoncé. Si la queréis protagonizando vuestros anuncios, quererla entera, piel oscura incluida.

Zooey no sufrió ninguna modificación en su etnia, pero sufrió otra de lo más llamativa: le hicieron un trasplante de cara sin que ella tuviera que pasar por quirófano. Qué mérito, diréis, pues sí, porque es complicado alterar tanto a una persona hasta el punto de que ni su madre la reconozca (no le he preguntado, pero me apostaría el cuello a que cuando la vio, doña Deschanel dijo ‘muy guapa, ¿quién es?’).

Y con Demi el problema que se encontró el departamento de postproducción fue que la marca (oh, insensata) contrató a alguien que se acercaba, en el momento, ‘peligrosamente’ a los 50 (ahora tiene 53) por lo que la convirtieron en una quinceañera sin miramiento alguno. ¡Caramba, esa crema antiarrugas sí que es buena!

Todas las fotos que comparto con vosotros en la galería han sido utilizadas en auténticas campañas de belleza (y una en una portada). Yo no he alterado nada; por muy loca que os parezca la cosa, estos casos existen y debieron dejar a las protagonistas con una crisis personal importante. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Por qué me han hecho esto? Y no me extraña.

Para otra ocasión prometo traeros los mayores fails (brazos que falta, dedos ausentes, cinturas imposibles...) que han hecho con las celebs y la herramienta de retoque. Y si no, que me borre una mano la goma de borrar del Photoshop.

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"Tranquilo, solo va a ser un retoquito de nada. No te preocupes, que te vas a reconocer". Siguiente paso, "¡hola desconocido!".

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