Miriam Sánchez, Lucía Lapiedra… La conocí cuando terminó ‘Supervivientes’. Me la presentó Karmele Marchante en Telecinco, llegaba de la calle, con la naricilla roja, sin maquillar, con una coleta, zapato bajo, un plumífero que ocultaba sus formas voluptuosas… ¡Y me quedé sin habla, porque nunca había visto a una mujer tan guapa!

Natural, simpática, me abrazó, me dijo algo amable de mis libros, llevaba un periódico y comentó la última parida de un ministro. Sin afectación, riendo, bromeando, me pareció una criatura de los bosques, Campanilla, un hada…

¡Pero en plató ya era otra! Semidesnuda, vulgarizada, con la mirada muerta, hablaba con otra voz de asuntos sórdidos que trataba con evidente hartazgo. Cuando acabamos, se fue sin despedirse, rápida, oscura, apresurada… y me pregunté a mí misma: “¿Cuánto tiempo aguantará todo esto?”.