Al grito de “¡Todos con Nico!”, acudimos a Vigo invitados por nuestra directora y amiga Carlota Corredera a apoyar una causa, huérfana de ayuda por los cauces oficiales. Antes de hacer la crónica tengo que señalar, no solo el dolor de los padres que viven cada día el drama de Nico, sino la lucha esteparia de estos contra la indigencia emocional de los políticos, que se mueven como gatos en sus escaños por mantener las tarjetas que les permiten pagar masajes tailandeses y se mantienen alejados de la realidad de unos niños cuyo único ‘lujo’ es un tratamiento que les atenúe el dolor. Así que ahí nos fuimos mi compañera Belén Esteban, mis directores Raúl Prieto, David Valldeperas y un estupendo Joaquín Torres, que nos contó unas historias de Vigo apasionantes. Y un descubrimiento para mí: Alba Lago.
Llegamos el sábado y Carlota nos llevó a comer a Maruja Limón. Una cocina de autor de la mano de los chefs Rafa Centeno e Inés Abril (una estrella Michelin y dos soles Repsol). Maravillosa comida y mejor trato. Por la tarde nos fuimos al auditorio de Vigo a prepararnos para la gala. Fue impresionante ver la respuesta de los vigueses: 1.400 personas se congregaron para apoyar la causa de estos niños. Todos los que fuimos nos sentimos muy arropados por el calor de los que llenaron el auditorio. Así que la misión se cerró con éxito. Carlota emocionada en el escenario durante toda la noche, que fue larga. Y nosotros felices de ver cómo la quería su ciudad. Nos hemos enamorado de Vigo. Comimos ostras en A Pedra y luego continuamos hasta saciarnos de marisco en El Mosquito. Reseño esta ruta gastronómica –que me parece imprescindible–, pero no quiero alejarme del motivo que nos llevó a disfrutar de todo esto.
Nico tiene 2 años. Y su corta vida está siendo un calvario para él y unos padres que no tienen medios suficientes para soportar el gasto que conlleva el tratamiento de esta enfermedad. Nico es la imagen. Pero tenemos muchos más que viven esto. Es vergonzoso oír la falta de ayuda de las instituciones. Un país que mira para otro lado ante el robo de nuestras arcas y es incapaz de mirar y solucionar dramas sociales como este. Nuestros niños no se merecen una enfermedad así. Tampoco merecen el desprecio de los que tienen en sus manos hacerles mas fácil la travesía de su cura. O sea, el gobierno. Todos somos Nico Y gritamos: ¡Basta!
No nos merecemos un gobierno que abandona a enfermos tan desprotegidos. Ahí va mi grito para quien lo oiga. De nuevo dar las gracias por la acogida de Vigo. ¡Ah! Y si quieren terminar la noche bailando... a Island, que nos cuidó con mimos de estrella. ¡Qué subidón! Hasta siempre vigueses. Y gracias, Carlota, por este viaje. Un millón de gracias.