Actualizado a
Cuando todo esto pase, espero que sigamos reaccionando así. Hay que saber patalear contra las mentiras que nos han estado contando durante años, y sacar el polvo sin miedo debajo de las alfombras de los que han ejercido el poder para enriquecerse. Durante mucho tiempo, hemos diseminado esa frase de: “Yo no soy monárquica, soy juancarlista”. ¡Pues toma! Ahora resulta que ese rey campechano y bonancible ha hecho ricas a sus amantes y se ha llenado los bolsillos con gestiones que podría haber depositado en nuestras arcas. ¿Y ahora qué? ¿Nos volverá a pedir perdón, como cuando se fue con su novia a matar elefantes? ¿A qué no? Estoy segura de que estará muy lejos, disfrutando de su fortuna con esos amigos que siempre le han dado cobijo en sus escapadas a paraísos muy lejanos de este país que ya le ha visto el plumero. Es la peor versión de ‘El rey desnudo’.