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Vuelta a la realidad después de una semana intensa de resaca diaria con la entrevista a Isa Pantoja. Dulce se lamenta de un trato indigno, pero se le seca la boca y llora recordando sus días de intimidad con su diosa. La recuerdo gritando al mundo que dejaran en paz a su ama, hasta que el lamento se apagó después de comprarle su fidelidad en el mercadillo de las tentaciones.
Lo que le hacía falta a Isa
Pantoja es incómoda. Pero, a veces, solo a veces, dice verdades como puños. Sus empleadas se mimetizan con ella de una manera que asusta. Se convierten en cofrades traidores que sacan a pasear una imagen adulterada por el abandono de los que no pueden vivir sin estar pegados a sus ropajes. Cantora ha sido un criadero de súbditos durante años. Pantoja crea adicciones y odios en el mismo espacio. Todos protestan por no haberse sentido cuidados en esa finca. Pero cuando les abren la puerta se lamentan y revuelven con inquina, como animalitos abandonados a su suerte. Lo que les salvaba era que esta callaba. Ahora parece que la tonadillera ha decidido salir de su encierro y pasearse por programas. A mí, personalmente, me gusta este cambio. A ver lo que le dura. Ya dije en mi entrevista con Isa que, si se leía con atención, ella le manda continuamente mensajes a su madre de nostalgia por no sentir más cercanía con ella. Y creo que así lo ha recibido Pantoja. El domingo entró en ‘GH VIP’ para darle su apoyo. Ella matiza, con ese tono contundente y trágico a la vez que tanto la caracteriza, que “ella es la persona que más la quiere en este mundo”. Es una declaración pública que le hacía falta a su hija. A partir de ahora, creo que habrá cambios en en esta relación. Y no sé por qué, me da que Dulce se ira diluyendo en la vida de ambas.