Hola de nuevo a mi primer blog después de tantos meses. Ya me bailaban los dedos. Estoy viviendo tiempos difíciles, muy difíciles y tristes. Pero también estoy aprendiendo a sentarme con disciplina en el pupitre de la vida y observar. Gracias a mi colaboración con esta revista pude hacer la entrevista que todos definen como un éxito, y así fue. Un éxito periodístico, sin duda. Pero un éxito al que le sucede la sensación de dejar en peligro a un hombre que, ante las preguntas que le hacíamos mi compañera Karmele Izaguirre y yo, se convertía en un niño buscando arrullo con una tristeza infinita.
El silencio de Pantoja
Kiko habló desde la rabia, pero también desde el alma y el desgarro de unos recuerdos con muchos harapos. Reconstruir casi media vida en horas o días o semanas es una tarea que te impide una narración lúcida, y estoy segura que lo utilizarán en su contra. Lo peor es que su madre lo sabe. Esa es la diferencia entre ellos. Pantoja domina el caos como nadie. Sabe que, en nuestra profesión, con tal de seguir en la noticia, nos convertimos en burros alrededor de la noria y acabamos exhaustos, mientras ella descansa y sale al campo de batalla cuando puede caminar sin que le franqueen el paso. Ella es especialista en apneas cuando la marea te está arrastrando.También en hacer del silencio una sentencia favorable, a pesar de los múltiples indicios de culpabilidad. Ata y desata con una maestría que deja a su entorno dándose tropezones sin los cordones que le lía su ama. Todos nos preguntamos: “¿Cómo va a salir Pantoja airosa de esto?”. Es muy fácil. Descerrajando las cajas fuertes del alma de aquellos que solo tenían una clave. Adorar a Pantoja como si fueran miembros de su iglesia. Contemplo con estupefacción cómo sus seguidores la han mantenido económicamente, a pesar de tener unos recursos limitados, mientras ella sigue, según sus empleados, guardando dinero en efectivo en los altillos de sus casas. Y cómo sus hijos la han estado reclamando mientras ella bailaba al son de la última relación que le proporcionara bienestar.

Mila, en su regreso a su blog en Lecturas: "Me perturba que los fans ayuden con dinero a Pantoja"
GARÓFANO
La soledad de Cantora
Pantoja deja un rastro de tristeza y soledad en todos aquellos que han convivido con ella. Eso es así, y así lo cuentan. Veo ahora a diario a mis compañeros en la puerta de Cantora y me quedo pegada mirando la casa al fondo. A mí me produce una enorme sensación de murria y de soledad. Me imagino esas noches de insomnio y llantos que describe Kiko como una escena de lamentos interminables.
Parece que Pantoja ha renunciado a muchas cosas y está dispuesta a seguir pagando un precio alto por amasar dinero.
Sin embargo, cada día que pasa y sabemos más de ella, me doy cuenta de que es una de las personas más pobres que conozco. Solo espero que Kiko no sufra demasiado las dentelladas que suele dar el entorno de Pantoja para proteger el castillo de su reina.