Se casó mi compañero Kiko Matamoros. Lo vi emocionado, pero también con un punto de tristeza en los ojos. Imagino que no compartir ese día con sus hijos le nublaría algo la felicidad. La de la novia me dicen que fue completa. Ella no echó a nadie en falta. Es difícil empatizar con alguien que prescinde del dolor de su pareja. Pero Kiko lo ha verbalizado y ha declarado públicamente sus prioridades. Dios me libre de juzgar a mi compañero, aunque lo haga habitualmente con otros. El cariño reduce la crítica. Además, parece que en las bodas prescindir de los hijos se está convirtiendo en un acto natural.
Yo, desde aquí, les deseo lo mejor a todos. Lamento no tener unos dedos más afilados hoy, pero he recibido un zarpazo que me impide sacar más pasión que abrazar a mi familia. Y hablando de familia, he visto a Raquel Mosquera en ‘Sálvame Deluxe’. Estuvo rabiosa y valiente. Raquel no miente. La conocí con Pedro y la traté durante un tiempo. Era una chica que miraba con timidez el entorno de Pedro, aunque luego manejó el mundo de la prensa con habilidad. Raquel dijo verdades como puños. Contó el dolor de su marido, con respecto a la relación con su hija, con un tono de veracidad que enganchaba. Yo tampoco puedo faltar a mi verdad. Cada vez que Rocío me ha hablado de su padre, su tristeza me llegaba al alma. No dudo del amor de ambas por Pedro, pero también me gustaría saber por qué escupió de su vida a la mujer que lo cuidó hasta el final. Me faltan datos.
El distanciamiento, casi rayando el desprecio, de Rocío Carrasco a la Mosquera sigo sin entenderlo. No reconozco a la Rocío de ahora, metida a opositora a Oprah sin tener el más mínimo talento. Y se la están llevando por delante. Raquel Mosquera ha llorado a Pedro en silencio durante mucho tiempo. Y una vez que se ha quitado el luto ha hecho de su cuerpo un sayo. Pero no ha molestado a nadie. Volvió a sus rulos y a sus tintes imposibles. Eligió el color negro en sus afectos y el multicolor en su aspecto. A pesar de todo, sigue siendo un paquete sin desenvolver del todo. Cuidado con ella. Cuando la Mosquera se despierte del todo, el mundo de Rocío temblará.