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Mi compañero y amigo Kiko Hernández ha vuelto.
Sé que ocupará la atención de muchos medios, pero yo, más que de él, quiero hablar de sus hijas. Jimena y Abril han abierto compuertas de mi vida difíciles de horadar.
Mientras oía a Kiko, empecé a recuperar momentos del nacimiento de Alba y esos primeros años que tanto disfruté y que se desdibujaron en un tiempo de defensa contra el dolor. Así que mientras le escuchaba se me metió la nostalgia en las entrañas. Esa noche me esperaba mi hija en casa, estaba pasando el fin de semana conmigo. Cuando llegué me abracé a ella como hacía tiempo que no hacía.
Empezamos a cruzar recuerdos que aparecían con más nitidez que nunca.
Abril y Jimena le van a regalar a Kiko un viaje de vida maravilloso.