Se acaba otro año y las resacas emocionales del pasado. Es curioso como cada vez que suenan las campanadas pensamos que a partir del día siguiente nuestra vida va a cambiar. Yo, para el 2017, no quiero demasiados cambios. Ha sido un año positivo en general. Es cierto que he tenido algún susto con la salud en mi familia, pero todo se ha resuelto favorablemente, y ahí me quedo.
Ausencias y presencias
Este fin de año ha sido muy especial para mí. Por primera vez, mi nieto Alexander ha querido compartir la ceremonia de las uvas con nosotros y no pude evitar emocionarme con la pasión con la que se entregaba al ritual.
Mi casa se llena de ruidos en estas fechas y los disfruto sabiendo que el silencio llegará cuando se vayan, dejando un vacío que me cuesta tiempo acomodar. La rutina me devuelve a la ausencia, pero en la despedida veo la felicidad de los míos y eso me hace continuar con más energía. Ha sido el año de mi aventura en ‘Supervivientes’ y ahora el recuerdo se hace mas amable. No lo han tenido fácil los que me han defendido, librando batallas en los platós con enemigos que se ensañaron con ellos durante mi ausencia. Aun así, no salimos muy malheridos de la contienda. El resultado ha merecido la pena.
Mi compañero y amigo Kiko Hernandez nos anunciaba la mejor noticia. Estamos ya en la cuenta atrás para ver las caritas de Abril y Jimena. Su ausencia del programa me va a resultar muy dura. Pero me compensará la felicidad que le van a traer. Jorge Javier termina su función de teatro y se incorporará de nuevo al programa. Se le echa de menos ya. Las Campos han dado y seguirán dando mucho que hablar. Lo siento por Terelu, que ha tenido que lidiar toros ajenos. Teresa sigue danzando con su compañero de baile, sin importarle el son que les toquen. Será el año en que Belén y Toño se vean las caras en los juzgados. La tensión le está pasando factura a Belén. Como dije en mi última entrevista, me tiene muy preocupada.
Y yo seguiré pensando en que cada vez queda menos para bajar el ritmo de trabajo, pero no levantaré el pie del acelerador a pesar de mis propósitos. El resumen del año está lleno de cosas positivas. Lo único que pido es continuar disfrutando de la tranquilidad que da la ausencia de trajines. Aún me quedan unos días para disfrutar de mis nietos. Alexander me espera para hacerme sus trucos de magia y Victoria para revolcarme con ella en sus torbellinos. Así que ¡feliz 2017! Vamos a por él.