Dulce sí, Dulce no. En su aparición en ‘Sábado Deluxe’ consiguió que al menos me lo replanteara. Hubo momentos en los que me apetecía arroparla y otros, empujarla a descerrajar la puerta de ese miedo y ese respeto inútil que tiene por los Pantoja.
Hemos tenido muchos desencuentros ambas. Y es cierto que nunca quise ver más allá de su comportamiento. Pero en el ‘Deluxe’ intenté acercarme un poco más, y es fácil ver el dolor de un maltrato continuado en su vida.
Pantoja elige bien su entorno. Normalmente son perfiles blandos y fáciles de deglutir. Chabelita la intenta imitar. Aunque al final tengo la impresión de que es ella la engullida.
Dulce es la viva imagen de un animal herido y abandonado a su suerte, pero sigue lamiéndose las heridas, incapaz de señalar públicamente al autor de sus disparos. Se revuelve incómoda cuando le llegan a tocar el alma. Y decide volver a algún recuerdo que le proporcione migajas de afecto. Poca gente conoce a la madre de Chabelita como ella. Nadie como ella ha compartido las glorias y miserias que la tonadillera lleva prendidas en los zulos de su vida.
Dice que jamás volvería a formar parte de ella. Y mientras lo dice, su tono la traiciona. Sé que habrá tenido momentos de felicidad en su convivencia con todos ellos, pero su gesto adusto y triste denuncia largos periodos de tristeza.
Sí. Lo cierto es que Dulce ha conseguido sacarme de quicio durante mucho tiempo. Me parecía de una siniestridad solo comparable a la de su jefa, Isabel Pantoja. Sin embargo, el sábado consiguió provocarme cierta ternura. Se defiende con torpeza en los ataques, y eso denuncia la incapacidad que le han dejado sus largas estancias en barricadas. Y es el retrato del abandono más humillante y doloroso.
Dulce también confiesa estar en tratamiento psicológico, pero creo que la única medicación que le curaría el alma sería revolverse y aullar su rabia con la misma intensidad con la que muerde sus silencios.
Lo increíble es la capacidad que tiene la tonadillera para tener siempre gente dispuesta a sellar sus pozos negros, a pesar de haber peligrado todos en caer en uno de ellos.