Detesto que el pasado me siga teniendo de rehén. Intento librarme de los recuerdos que siguen sin soltarme los grilletes de la culpa. Y no hay manera. He tenido una semana triste sobrevolando las ausencias. Y siento que la vida ya me coge de la mano en el camino de vuelta. No soy amiga de la nostalgia. Pero a veces me siento con ella y dejo que me atrape en ese manto de perdedora que tengo inoculado en las entrañas. Detesto las fotos, y nunca me pregunté por qué. Ahora lo sé. Me devuelven a una vida que desaproveché en bailes con fantasmas.

Triunfo a golpes de fracaso

Concha Velasco estuvo en el ‘Deluxe’ y venía diferente. Solo había que mirarla para absorber la fuerza que tiene todavía a una edad que nos suele arrastrar a la indolencia. Pero ella vino con el ánimo en alto y la mirada al frente, sin rendirse al paso del tiempo y agarrada a esa liana que la sigue balanceando en la pasión. Dice que no le interesan ya las emociones que le proporcionaban los hombres. Sin embargo, las rememora cada día interpretando la primera noche de amor de doña Juana y Felipe el Hermoso. Mientras hablaba, seguía sintiendo latigazos de nostalgia. Pero ahí estaba ella, con un discurso del triunfo a golpes de fracaso.


Durante la entrevista volvimos a recordar la tragedia de Barcelona. Y ahí es imposible remontar la tristeza. Todos estamos conciliados con la idea de la muerte. Pero produce una tremenda rabia y dolor que esta sea causada por un asesino que se apodera de vidas ajenas en un acto de animal salvaje que es capaz de devorar a un niño de tan solo tres años. Él merecía escribir más capítulos de su vida. Incluso el del cansancio y la nostalgia. Eso significaría que vivió lo suficiente. No. No ha sido una buena semana.