Lo que podía haber sido una bonita historia de amor que rescatara a David Bustamante de la tristeza de su ruptura con Paula Echevarría se puede convertir en un culebrón de serie B, con un guion mal escrito y sobre la marcha por ambos protagonistas.

No me gusta Ares Teixidó. Tiene demasiada prisa por salivar la fama. No maneja bien ni su carrera ni su imagen. La falta de empatía la convierte en un personaje antipático y desprende un cierto olor a trepa. Aun así, me creo su apareo con Bustamante. Me cuentan que tienen bastantes cosas en común y que coinciden en su forma de divertirse. No es muy amable la negación ofuscada que hace él de la relación. Y son bastante lastimosos los bandazos que da ella para seguirle en su zulo emocional. Los perfiles desdibujados de Ares me alejan mucho de ella. Tiene tintes clasistas trazados con cierta catetez. Va de un lado a otro profesionalmente sin dejar rastro alguno. Y eso la hace correr a cualquier sitio. Por su parte, David juega al escondite con su vida actual e intenta tapar bocas con una verborrea pandillera. Sí, creo que ambos tienen mucho en común. Gestionan sus asuntos con poco acierto.

ARES, LA TERAPIA DE DAVID

Paula dijo en una de sus apariciones públicas que la pelota estaba en el tejado de David. Muchos, por no decir todos, interpretaron sus palabras como que una segunda oportunidad dependía totalmente de este. Ahora tengo otra sensación.

Tal vez él se niegue a devolverle la libertad legal a Paula. Creo que sigue esperando la vuelta de esta y, mientras tanto, se posa en historias que lo ayuden a olvidos momentáneos. Creo que Ares está cumpliendo esa labor terapéutica en estos momentos. Y es posible que quiera sacar tajada de esta lluvia de estrellas. Está en su derecho. Pero solo la salvará de la traca mediática jugar a la sinceridad y no hacerle el juego a un David Bustamante que la esconde y la manda a hacer la compra.